Julián García Candau
Sueño imposible
El Barça-Bayern tenía titulo de romanza de «El hombre de la Mancha»: «Sueño imposible». El equipo barcelonés regresó eliminado de la capital bávara. Cuatro goles, tres de ellos en colaboración con el árbitro, eran muro casi infranqueable. Delante estaba el mejor Bayern y los azulgrana no eran los mejores de la casa. La defensa, incompleta; en la media faltaba Busquets y delante no estaba Messi. Consecuencia: la derrota humillante.
El Bayern tenía a su equipo de gala y mostraba, además, sus mejores condiciones. Evitó que el Barça creara juego desde atrás. Su presión en la zona azulgrana le permitió dominar la situación. Los muniqueses hicieron futbol de sacrificio. Ribery defendió tanto como atacó y Schweinsteiger, con Javi Martínez, puso en aprietos a Xavi para ejercer de conductor. Afortunadamente para los azulgrana Piqué estuvo perfecto en la labor defensiva con la desgracia del tanto propio.
Jugó Villa, pero su alineación se notó poco. Aunque buscó balones para el remate sólo recibió dos y en difícil situación. Cesc no acaba de ser el hombre fundamental de otros tiempos. Ver al Barça casi impotente para imponerse al Bayern da cierta pena porque es difícil acostumbrarse a verle en inferioridad. Le bastaba un resultado digno dadas las condiciones en que está llegando a final de temporada y no lo logró. La despedida de Europa fue, sin embargo, espectáculo meritorio porque trató de practicar buen fútbol. No hubo instantes de pausa en el juego y el Bayern se impuso con dominio en el centro, firmeza defensiva y contragolpes impresionantes de Ribéry y Robben.
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