Fútbol
Tanda de penaltis
No niego que el fútbol tenga algunos defectos, pero, sin duda, tiene tantas cosas positivas que siempre que he tenido ocasión he dicho que es una de las mejores escuelas de la vida. Los niños que juegan al fútbol aprenden valores que mejorarán su educación y su formación, y no me estoy refiriendo a la deportiva, que también. Estoy pensando en su formación humana. El esfuerzo, el sacrificio, la entrega, el compañerismo, saber ganar... y saber perder, el trabajo en equipo, la generosidad, el respeto al adversario siempre, especialmente en la victoria, aprender a levantarse en la derrota y en los malos momentos, y tantos otros valores son los que inculca el fútbol, y también otros deportes, especialmente los de equipo.
En las finales de los diferentes torneos de fútbol si el partido termina en empate después del tiempo establecido, incluida la prórroga, el vencedor será aquel que gane en la definitiva tanda de penaltis. Pero no siempre fue así. Antes de encontrar esta fórmula –idea de Rafael Ballester, directivo del Cádiz, en el Trofeo Carranza de 1962–, además de la moneda al aire y otros procedimientos de azar, los empates se resolvían jugando un segundo partido, como en aquella final de triste recuerdo del Atlético de Madrid contra el Bayern, y hasta un tercer partido si persistía el empate, como ocurrió en una final de la Copa de Escocia. ¡Qué locura tener que jugar por tercera vez un partido para tener un vencedor! Y sin la seguridad de que no habría más partidos. ¿A que esto nos suena?
La tanda de penaltis no será una solución perfecta para resolver una situación de empate, pero es desde luego el menos malo de los sistemas. Mucho mejor que sacar de una copa una de las bolas con el nombre del equipo vencedor; por ese sistema España no fue al mundial de Suiza –la bolita que sacó la mano inocente de un niño en Roma para desempatar fue la de Turquía–, o repetir el partido una y otra vez como en el día de la marmota.
Reitero que el fútbol es una buena escuela, también para la política, y la tanda de penaltis en elecciones generales, en una situación de persistente imposibilidad de tener presidente, se llama SEGUNDA VUELTA, y serían los españoles, y no los partidos perdedores, los que «lanzarían los penaltis» con sus votos para elegir al presidente del Gobierno entre los dos más votados, sin tener que repetir las elecciones una, otra, y otra vez... Y no se sabe cuántas más.
Habrá gente a la que no le guste este sistema para resolver el bloqueo que estamos sufriendo en España –seguro que a los que menos les gustará será a los que con el sistema actual y con muchísimos menos votos que el ganador pueden chantajear, y hasta imponer su criterio–, pero parafraseando a Winston Churchill cuando hablaba de la democracia, es posible que la segunda vuelta sea el peor de los sistemas... con excepción de todos los demás. Y encima resolvería en sólo tres semanas disparates como el que estamos viviendo.
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