Todo seguirá igual

Desafortunadamente, todo seguirá igual por muchas comparecencias que los dirigentes políticos realicen en los parlamentos, juzgados y comisiones varias. Mientras escribo estará la presidenta de Andalucía dirigiéndose a la Cámara para dar cuenta de su gestión en estos dos años de mandato. Seguro que en su exposición todo será de color. Lo bueno, que sí han sucedido cosas buenas, será mérito exclusivo del Gobierno de la junta. Los problemas se apuntarán en el «debe» de la Administración central. El PP volverá al «achicharramiento» y al todo malo, y a pedir la dimisión de Susana Díaz por haber perdido las primarias, sin acordarse de que Moreno Bonilla, en el peor momento del PSOE, perdió claramente las elecciones, y no por ello dimitió. Igualmente, su presidente nacional sufrió dos derrotas ante Zapatero. De la moción de censura, para qué hablar. Iglesias en estado puro, sin tiempo ni medida, para poder soltarnos soflamas que nos recuerden al mismísimo Lenin y presentando una España que no tenga nada que ver con la verdad. A él no le interesa, como a Felipe González, dejar claro que su oponente estaba acabado. Consiguió que se pasaran unos cuantos ministros de UCD a sus huestes y presentó un plan que tranquilizó a los españoles, por eso barrió en las elecciones posteriores. Iglesias lo que busca es volver a estar 24 horas varios días en todos los medios. Sufre como algunas viejas estrellas la terrible enfermedad llamada «portaditis», mal incurable. Tiene un problema, que organiza una cabalgata tipo Día del Orgullo Gay y todo es llamativo, dorado, divertido... pero eso a diario termina resultando agotador e insufrible. Y es que, señor Iglesias, qué rápido le han pasado los años siendo tan joven.