¡Todos firmes!

Que tiemble el enemigo y ponga el cuerpo en tierra. O que refugie sus barcos en los más seguros puertos ante la irrupción en la escena internacional de la más temible fuerza que haya conocido la Historia. Los más acreditados estrategas militares de la futura República Catalana Independiente tienen todo listo para montar su propia flota. Es un anuncio que forma parte de la realidad Matrix en la que se han instalado los separatistas, regados como es natural con dinero público. ¡Eso ni se discute! ¡Y por supuesto que se lo creen!

El histórico documento por el que se levanta este pilar fundamental de los ejércitos catalanes va a dejar en una chiquillada los que en su día se redactaron y rubricaron para instituir la OTAN, o el Pacto de Varsovia. ¡No digamos dónde queda la Política Europea de Seguridad y Defensa! ¡Minucias! Esto sí es serio, oigan. Aunque estemos a la espera de saber si la marinería que rendirá cuentas ante los almirantes de la Esquerra o CiU contará con el asesoramiento de la brava Armada suiza, o de la panameña, o de la escocesa. Pero esto son pormenores que habrá que dilucidar sin excesiva importancia. Sin prisas.

Lo cierto es que, como reza el clásico, el problema en la vida no es hacer el ridículo, sino poner excesivo énfasis en hacerlo, convertir la patochada en un arte que no conoce límites, en un exhibicionismo más propio de botarates que de respetables representantes de los ciudadanos. ¿Ustedes se imaginan de verdad a los emires de esta cosa soberanista expropiando las instalaciones de las Fuerzas Armadas españolas? ¿Patrocinará los uniformes de tropa, marinería y oficiales la Qatar Foundation? En realidad somos los ciudadanos los que hemos de poner firmes a los artífices de tanta charlotada. ¿A qué esperamos?