Caso Neymar

Tostonazo

La Razón
La RazónLa Razón

Iba a disfrutar Neymar de la libertad que no tiene cuando juega Messi; en éstas, la Audiencia Nacional afea el procedimiento del juez y ordena reabrir su caso. Hay felino cautivo y dos delitos, uno de corrupción entre particulares y otro considerado estafa impropia de los que Neymar, su padre, su madre –la empresa N&N– y el Barça se han ido librando después de no pocas mentiras. Los de DIS, que no se conforman con el 40 por ciento de 17,5 millones de euros, insisten en que les corresponde una cantidad muy superior por su parte de la propiedad y que les han tomado el pelo.

El caso es que cuando parecía que de Neymar sólo íbamos a recibir noticias balompédicas, los tribunales han vuelto sobre sus pasos, siguiendo el rastro de un dinero que unos compatriotas del jugador no han cobrado. Ellos lo llaman estafa; la Audiencia, «estafa impropia», como si fuera menos delito o una reprimenda. La cuestión es que cuando el debate se iba a centrar en si el Barça es menos bueno sin Messi, o más malo, como acredita Zidane, salta otra vez la liebre de los Neymar, un tostonazo.

Me cuenta una amiga rumana que en su país al que roba, lo que sea, le meten siete años entre rejas, por eso no le extraña que algunos compatriotas suyos prefieran delinquir en España porque aquí no les pasa nada. Reniega de ellos. Y es para renegar también de la Justicia, que debería ser implacable, rápida en su aplicación, sencilla de entender en sus amonestaciones y efectiva en sus sanciones. Pues no. Cada proceso es un culebrón, y el de Neymar supera al de la moratoria de Maduro.