Alfonso Ussía
Un aviador
No sabemos su nombre. Ha participado en el desfile del 12 de octubre. Ha volado sobre un paseo de la Castellana abarrotado. Estoy seguro de que casi todos los presentes, empezando por el Rey, han mirado a su avión. Su último servicio. Un aviador militar, un servidor de todos, ha caído después de formar parte de uno de los desfiles más emocionantes de los últimos años. Ovación atronadora al Rey. Acierto pleno en el cambio de escenario, con una perspectiva mucho más amplia que la de Recoletos. Gran brillantez en las fuerzas que han desfilado, si bien he echado de menos más presencia acorazada. Y lo más destacable, antes de conocer el accidente del último héroe. La juventud. Centenares de miles de personas se han reunido en La Castellana, con un altísimo porcentaje de jóvenes y niños. España sigue adelante. Al final, la terrible noticia.
En pocos minutos conoceremos la identidad del oficial del Aire caído en acto de servicio. Prefiero escribir sin información al respecto. Un aviador, como en otras ocasiones es un marino, o un militar de Tierra, o un sanitario, o un paracaidista. Se ha apagado la vida de un español decente, y eso nubla la alegría que habíamos compartido millones de compatriotas, en directo o por la retransmisión de la Uno, durante la gran parada militar. La Muerte no es el Final. El toque de oración en homenaje a los caídos se ha adelantado. He leído mensajes bochornosos, repugnantes, que han celebrado el accidente en Los Llanos. La España del cianuro. Muy poca anti-España para la gran España que se volcado con sus servidores. Las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Seguridad del Estado, Guardia Civil y Cuerpo Nacional de policía, que han recibido atronadoras ovaciones de gratitud para compensar las calumnias, las mentiras y los agravios de los últimos días. Existe esa anti-España que sólo sabe odiar. Y está sentada en el Congreso, en el Senado y en los parlamentos autonómicos. Pablo Iglesias no se ha atrevido a presentarse en el desfile. Ya lo ha hecho en demostraciones militares en Caracas.Allí no usan porras para defenderse de los manifestantes. Disparan balas. Casi dos centenares de venezolanos asesinados en las calles por pedir libertad y derechos humanos, y Pablo Iglesias no ha dicho todavía esta boca es mía. Pero deplora los «900» falsos heridos de la farsa separatista. Cuatro de ellos hospitalizados, y tres de los hospitalizados dados de alta a las pocas horas. Pablo Iglesias se habrá enterado del accidente del oficial del Aire cuando hablaba con Puigdemont para establecer estrategias futuras.
El héroe se aproximaba al aeródromo militar de Los Llanos, muy cercano a Albacete. Según se ha sabido, pudo saltar, pero prefirió mantenerse al mando del avión por la proximidad del casco urbano. Eligió su muerte a cambio de la vida de muchos. En las alcantarillas de la extrema izquierda están celebrando su fallecimiento.
Los miles de jóvenes que han asistido en la mañana de hoy al desfile, conocerán mañana la hoja de servicios del militar caído. En la hoja se acumularán sus horas de vuelo, sus destinos, sus servicios a todos los españoles. No hay dinero en esos papeles de honor. No hay riquezas en esos papeles de honor. No hay trampas en esos papeles de honor. Hay honor. Y algunos de esos miles de jóvenes que han asistido al desfile, serán mañana servidores de España, desde las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil o la Policía nacional. Y entre los militares, algunos de los miles de jóvenes presentes, serán aviadores del Ejército del Aire. España sigue. España tiene en su futuro muchas mañanas de unidad y paz. Honor y emoción al gran militar que ha volado sobre su Rey y sobre España en su último servicio.
✕
Accede a tu cuenta para comentar