¡Viva el tenis!

¡Desvergüenza al cubo! ¡Escándalo al por mayor! Es verdad que estamos curados de espanto. Los golfos de los ERE se han fundido el dinero del contribuyente en todo lo que han podido, en toda clase de lujazos asiáticos, en actividades de cinco estrellas precisamente cuando los españoles estaban pasando las de Caín. Pero ésta, la que hoy revela LA RAZÓN, es una prueba más de los comportamientos pornográficos de estos vividores, de estos parásitos y profesionales de la depredación de dinero público. Así era evidente que no se iba a ninguna parte ni demasiado lejos. Bueno sí, a la ruina y a la cárcel. Y no queda otro camino ni alternativa. ¿O sí? El amigo Guerrero ha demostrado que era bastante más que un señorito, un califa o un marqués. Era un auténtico capo. Lo de menos eran los gustos, las modas, la capital en la que se pegaba los homenajes o los motivos. ¡¿Qué más da que fuese Roland Garros?! ¡¿Qué importa que no tuviera ni pajorera idea de quién era Orantes, Santana o los Sánchez Vicario?! ¡Lo que cuenta es que pague el contribuyente! ¡Claro que sí! Estamos en efecto ante un monumento al fraude, ante la orgía de los politicastros más ruines, ante la bacanal de los chorizos que embebidos de centenares de miles de euros pensaron que nadie les pillaría. No sólo han demostrado ser unos horteras sino unos incompetentes; no sólo unos atracadores sino unos paletos. Han de pagarlo. Con el Código Penal en la mano. Ahí estamos.