Alfredo Menéndez
Y ese niño
La velocidad con la que trituramos la información, que igual nos da que dimita un Papa a que se celebre un debate sobre el estado de la corrupción, a veces nos impide pensar en los verdaderos protagonistas de las historias que suceden en Madrid. Por supuesto que gran parte de la atención del suceso del sábado en ese tiroteo en Palomeras tiene que ser para la madre que permanece ingresada muy grave después de ser acribillada. Ella es la primera víctima. Por supuesto que otra parte de la atención, la de la policía y la justicia, tiene que ser para el padre, presunto autor de esos disparos. Él parece el primer verdugo. Pero ¿y ese niño? ¿Qué atención le dedicamos a ese niño de seis años que no tiene la culpa de nada de lo que le pasa? Es otra víctima de una historia en la que no eligió ser protagonista. La ejemplar actuación de la policía para localizar al padre y al niño en la Costa del Sol y, por qué no decirlo, la celeridad de la operación ha favorecido que el desenlance de toda esta historia tenga ese cierto barniz de final feliz donde todos tienen lo que se merecen: la madre, hospitalización; el padre detención y banquillo, y el niño familia, esperemos que más lejos de las tensiones que ha tenido esta semana, y sobre alejado de disparos y huidas de fugitivo. El paso del tiempo borrará la memoria de sus últimas 60 horas y seguramente le quedará sólo el recuerdo de una extraña aventura infantil. Pero no pasa nada: en otras 60 horas nos habremos olvidado.
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