María José Navarro

Yo, Leonor

La Razón
La RazónLa Razón

«Madre, escúchame una cosita. Tú que eres moderna y de izquierdas aunque ahora pases por unos años de disimulo, ¿no podrías hablar con esta señora que manda en Barcelona y que ha quitado la escultura del abuelo?». «De verdad, hija mía, qué ideas más absurdas se te ocurren. Ya sabes que tu padre y yo no somos partidarios de interferir en los asuntos de gobierno y que creemos profundamente en la autonomía de los poderes. Vamos, resumiendo, que ni hablar del peluquín». Total, que tuve que llamarla yo. «Buenas tardes. Por favor, ¿se puede poner la alcaldesa Ada un momento? De parte de Leonor, una admiradora. Ya. Que no puede. ¿Y dejarle un recado sería posible? Mire, dígale de mi parte que ya que está haciendo limpieza, que se pase por el Museo de Cera y se cargue mi figura, que es que salgo bizca. Muchas gracias, eh, muy amable». Que no se me olvide tampoco llamar luego a la señora mayor de Madrid a ver si con un poco de suerte me cargo ese adefesio y a la vuelta de vacaciones lo he perdido de vista. Porque resulta que nos vamos de vacaciones. Tirando la casa por la ventana, esta familia se va a Mallorca unos días a que mi padre se vista de marinerito y se pegue unos rulos en barco. Por lo visto van a montar otra fiestuqui para que la gente de la isla vea que somos de carne y hueso. No todo el mundo puede ser invitado, Vds. ya lo comprenderán. Sólo vendrá la gente bien, que es como muy de la calle. Bueno, me voy , que me voy a comprar un bikini «push up» que ríete tú de la Kardashian.