María José Navarro

Yo, Leonor

He estado echando cuentas y con un poco de suerte, cuando yo sea reinita, Somoano seguirá todavía en activo. No descarto que lo esté Hermida, ojo, pero es mejor no repetirse. Yo ya me estoy viendo contestando a preguntas espeluznantes, mi ayer, mi hoy, mi mañana, sentadica en mi despacho, con una foto del hombre lobo de Crepúsculo detrás. Mi Julio me dirá doscientas mil veces «vuestra Majestad» y yo aludiré a mi cirujano plástico, al que para entonces ya habré dado trabajo de sobra arreglándome algún defectillo. Se lo he dicho a mi padre: «No sé por qué hay que esperar tantas décadas para esto, sinceramente. Aceptemos los homenajes con naturalidad». No ha caído bien el comentario, porque mi padre está el hombre de un tiempo a esta parte hartísimo de todo. Yo al abuelo le vi fenomenal y supersuelto, no sé Vds. Bueno, Vds. ya sé lo que querían. Leña al mono. Pero para eso tendrían que existir periodistas de raza y de esas había una y se retiró para casarse con un príncipe. Punto. Yo al abuelo le vi, insisto, fenomenal y, sobre todo, tranquilo. El abuelo se coge últimamente unos cabreos grandísimos por cualquier cosa, así que mejor tener la fiesta en paz y preguntas facilitas; que le sacas el tema del elefante, pega un manotazo a cualquiera y ya tenemos otra vez melodrama. Estuvo fenomenal. Punto. Otro más. Mi hermana se quedó frita como una oveja modorra porque se había puesto como el Tenazas de roscón, y yo dejé la tele de fondo mientras leía el «Cuore». El Arg de la semana, concretamente. Estuvo fenomenal. Y si quieren Vds. guerra, se compran un tigre. ¡Oyes ya, tanta exigencia!