María José Navarro

Yo, Leonor

La Razón
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El otro día me llevaron a esquiar a rastras y tuve que hacerme unas fotos ahí con cara de pánfila y poner gesto de «no les cambio el sitio ni muerta», aunque yo lo que quería era estar en el cumple del Richard que su padre nos iba a dejar jugar a la botella. Pero sólo valían besos en el moflete. Pero no, me tuve que ir ahí a ver cómo Altibajos lograba meterse en el pantalón de esquiar. Yo no he visto a una persona que, aún yendo a esquiar, vaya tan apretá. Por Dios Bendito, si ahí lo que hay que hacer es ir suelta de capa, que te lo dicen el primer día en los cursos. Pues no, como un chorizo. Una talla más chica que nosotras. Madre mía, que afán de marcar gimnasio. Bueno, el caso es que es estuvimos ahí esquiando como unos pobres porque ya no podemos ir al otro lado, al caro, porque Altibajos dice que no, que ese es un sitio más para el abuelo y las familias adosadas pero que no es para nosotros porque ahí va gente que fuma en los restaurantes, aunque no se pueda. Así que nada, hemos estado ahí en un hotelico los cuatro, muy bien, ahí todos revueltos, con el mismo váter, y luego cenamos en «Las Tres Ranas», que yo le dije a So: «Comer se come que te cagas, pero vamos, el nombre, ¿quién se lo ha puesto?». Los nombres de los sitios al otro lado del muro (que ríete tú de La Guardia de la Noche) son muy de postín, pero es que nosotros ya no podemos ir porque somos una Familia Real como de la calle. Así que a «Las Tres Ranas» y sin dejarnos invitar. Porque ahora ya no nos podemos dejar invitar a nada. Que yo lo pienso y digo: «como este sea el nivel a estas alturas, ¿qué me espera a mí, Dios mío? ¿Irme a vivir con el Padre Ángel?». En fin, a ver si me pongo y me aprendo lo de las distintas ramas de Podemos, que dice mi padre que tengo que estar a lo que pasa, pero esto es más difícil que el mandarín al que voy los martes. Lo que grita esa gente, por favor. Si a mí no me importa que estén, pero que no chillen. Por cierto, que me gusta mucho el hermano de Errejón, que se llama Guille y lleva pendiente. Toy enamorá perdía. Me voy, que empiezan Las Campos.