Sin Perdón
El contundente mensaje de Perelló
«Es la culminación de una brillante carrera que se ha caracterizado por su discreción y calidad profesional»
La nueva presidenta del Tribunal Supremo, Isabel Perelló, no defraudó con su contundente discurso en el solemne acto de apertura del Año Judicial presidido por Felipe VI. Ha comenzado con buen pie demostrando que no está al servicio de ningún partido. Es una jurista de reconocido prestigio que ha sido elegida para el cargo más importante que puede ostentar una magistrada. Es la culminación de una brillante carrera que se ha caracterizado por su discreción, calidad profesional e inequívoca vocación de servicio público. Mi padre siempre me decía que no hay que conocer a los jueces por su nombre sino por sus sentencias. Tenía toda la razón. Perelló era una desconocida fuera del mundo judicial. Me es indiferente su adscripción a una de las asociaciones e, incluso, que algún político pretenda esgrimir que es progresista. Por sus hechos la conoceremos y hasta ahora, después de varias décadas como magistrada, son muy buenos. En este sentido, es difícil encontrar un mejor aval que va unido a que fuera propuesta por una brillante jurista y persona de gran calidad como Margarita Robles.
Ha dejado muy clara su posición: «ningún poder del Estado puede dar indicaciones ni instrucciones a los jueces y magistrados sobre cómo han de interpretar y aplicar el ordenamiento jurídico». Lo que ha sucedido hasta ahora ha sido lamentable. No hay un único culpable. Las presiones y los intentos de descalificar y condicionar a la magistratura son un grave atentado contra el Estado de Derecho y la separación de poderes. Perelló tiene importantes retos, pero el fundamental, como señaló, es «salvaguardar la independencia judicial frente a posibles injerencias externas». A los vocales del CGPJ les corresponde elegir a las mejores candidatas y candidatos para las plazas vacantes. Lo único relevante es el imperio de la ley y los criterios de mérito y capacidad. Es inaceptable que los políticos puedan asegurar, como sucede con la amnistía y el Tribunal Constitucional, que la decisión ya está tomada antes de que sea estudiada y emitida la sentencia. Perelló representa lo mejor de una carrera judicial que es ejemplar y podemos confiar con que cumpla su cometido con total independencia. No aspiraba a este cargo y se le notaba abrumada. Es algo lógico, pero confirma que está adornada de esas condiciones que cabe esperar de la titular de tan alta magistratura.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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