Cuartel emocional

El desconcierto

Comentar la sensación de risa y pena a la vez que me da la pobre pringada de la ministra Llop, a quien toca comerse el marrón de la compañera Montero, aun cuando no era ministra en el momento de aprobar su Ley estrella.

Hoy estoy sumida en el desconcierto. Preparo todo para hacer una tarta de queso y el horno se niega a subir de temperatura. Luego me sumerjo en los periódicos y tenemos que la madurez del menor se alcanza a los doce años y ahí puede decidir las operaciones de cambio de sexo. Al mismo tiempo se nos avisa de que si tenemos una rata en casa, no nos podemos liar a escobazos o poner raticida porque vamos de inmediato al trullo. No sé, quizá mi marido tiene razón cuando dice que vivimos demasiado sumidos en la actualidad y por eso estamos como estamos, o sea, agobiados. En todo caso me reafirmo en mi lucha contra los roedores, las cucarachas y todo aquel bicho viviente que se permita invadir mi espacio vital, tipo lagartija o salamanquesa, que aunque se coman mosquitos y arañas, no me divierte que se me metan en la cama, aunque a éstas les perdono la vida y me limito a pedir a alguien que los eche de casa hacia otro lado. A los murciélagos, que me dan entre miedo y asco, hemos encontrado más o menos la manera que alejarlos también de nuestro hábitat y no me importa proclamar a voz en grito, pese a los animalistas, que no me duelen prendas en utilizar los métodos que fueren.

Dicho lo dicho, declaro también que no pienso hablar hoy del “sí es sí”. Solo comentar la sensación de risa y pena a la vez que me da la pobre pringada de la ministra Llop, a quien toca comerse el marrón de la compañera Montero, aun cuando no era ministra en el momento de aprobar su Ley estrella. ¡Qué brutal atropello, Señor, y que gran error meter a todas estas y todos estos indocumentados en este abultado gobierno, con minúscula, de pura futilidad que reviste! Otra que resulta un verdadero bluff y un verdadero fracaso es la tal Kamala Harris, una tipa también para arrojar al vertedero de las personas fallidas que no sirve ni siquiera para suceder al muñeco de famosa Biden. En fin, que tenemos un mundo en estos momentos para cerrarlo por derribo teniendo en cuenta los flojeras que lo manejan. El premier británico no se queda atrás. Rishi Sunak está dando unas muestras de debilidad importante, a la vez que la Nicola Sturgeon, ministra principal de Escocia, tira la toalla y se va a su casa, dejando a la región compuesta y sin jefa independentista, entre otras cosas porque el Tribunal Supremo del Reino Unido falló en contra de una nueva consulta sobre el secesionismo.

Si es que la política no puede nutrirse de cagapoquitos, y ahí tenemos al tal Bolaños, despeinado y con el pelo graso, dejando sin respuesta las preguntas de las sesiones de control en el parlamento y convirtiendo todo en un diálogo para besugos, echando al aire preguntas a Feijóo, que ni siquiera es diputado. Es el método del social-comunismo actual utilizado también por la portavoz, Isabel Rodríguez, que cuando no sabe salir del paso habla de los peces y de las flores. He de reconocer que esa mujer me irrita sobremanera. En el mundo de la política se salva solo, a mi modo de ver, Zelenski haciendo un apasionado alegato de los valores de la UE en Bruselas en un discurso en el que solicita armas pesadas para su ejército. Se lo curra mucho, el hombre.

CODA. Ahora van los de Al Qaida y ordenan la muerte de Harry Windsor por asesinar a 25 afganos, solicitando que se le retire la protección para poder matarlo más fácilmente. No sé si reírme o que me resulte espeluznante. Es como lo de la caza de ratones que ahora solicita la ley de protección animal, sólo que al revés.