El bisturí
Deterioro de los servicios públicos con la izquierda
Empeora la situación de la infancia, con unas cifras de pobreza escalofriantes
El bronco debate sobre la escandalosa concesión de la amnistía a los secesionistas catalanes por parte de Pedro Sánchez a cambio de sus votos ha relegado a un segundo plano otro problema de gran calado que, por desgracia, cada día parece ir a más: el de la pésima gestión de los servicios públicos que está realizando el Gobierno socialcomunista desde que se materializó la moción de censura contra Mariano Rajoy. Cinco años y medio después de aquel vuelco político, la Educación y la Sanidad a las que la izquierda tanto dice defender funcionan peor que nunca en la mayor parte del país. También lo hacen el transporte público, sumido en un caos permanente que afecta a Cercanías y al resto de líneas, y la atención a la dependencia, mientras empeora la situación de la infancia, con unas cifras de pobreza escalofriantes.
En el último mes se han hecho públicas una serie de estadísticas y de incidencias que dan cuenta de este grave deterioro global que tiene como damnificados a los ciudadanos. Dicho deterioro se ha producido al mismo tiempo que el Ejecutivo sanchista imponía manu militari nuevos impuestos o ampliaba los ya existentes, lo que da pie a preguntarse por el destino de lo recaudado por esta vía y sobre las razones de la ineficiencia a la hora de utilizarlo para mejorar las prestaciones ofrecidas a la población. En educación, por ejemplo, el informe PISA da cuenta de los pésimos resultados que obtienen los alumnos españoles después de años de recibir una enseñanza ideologizada con fines claramente tendenciosos, sobre todo en comprensión lectora y en matemáticas. De hecho, son los peores resultados desde 2000, cuando la prueba empezó a publicarse, con diferencias vergonzosas entre autonomías, lo que habla muy a las claras de la falta de liderazgo del Gobierno a la hora de lograr la cohesión en el país. No deja de ser llamativo que dos de los territorios mejor parados, Castilla y León y Madrid, lleven años gobernados por el PP. Si nefastos son los resultados arrojados por el modelo educativo, no mejores lo son los datos sanitarios. Como ya es sabido, el número de enfermos que aguardan una operación está en niveles récord -819.964- y la demora media para hacerlo es de 112 días. La buena gestión de Madrid aminora las cifras globales: en esta región los pacientes tardan menos de la mitad de tiempo que los del resto de España en pasar por el quirófano. ¿Pero no quedamos en que era el PP el que destrozaba la Sanidad y la Educación públicas, señores del Gobierno? Impactantes son también los incidentes casi diarios que sufren las líneas de Cercanías, con retrasos y descarrilamientos que hablan de una deficitaria inversión y un pésimo mantenimiento. Mientras el ministro de Transporte, Óscar Puente, se dedica a bloquear a sus adversarios por recordarle los errores de su departamento, miles de pasajeros sufren en sus carnes esta nueva muestra de incompetencia gestora tan propia del socialcomunismo. Por su parte, el asunto de la infancia no es menor, porque tras él subyace una realidad social no demasiado visible pero que, a tenor de las cifras de Unicef, se encuentra ahí: la combinación de subidas desenfrenadas del precio de la energía y los alimentos, los impuestos y el paro esquilman el presupuesto familiar. Un drama al que urge poner remedio, como bien denuncia el presidente del organismo, Gustavo Suárez Pertierra, quien, por cierto, no es un facha. Fue ministro del PSOE verdadero, para más señas.
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