Elecciones
A un mes del 26-J: Rajoy se afianza y Sánchez pierde la izquierda
El último «tracking» electoral elaborado por NC Report para LA RAZÓN confirma la tendencia al alza del Partido Popular, sostenida durante las últimas siete semanas, y el estancamiento del PSOE, claramente desbordado en porcentaje de votos por la coalición Unidos Podemos, aunque en el reparto de escaños mantienen un empate técnico a causa de las particularidades de la Ley de D’Hont. Ciudadanos también retrocede, confirmando el desgaste de un proyecto con excesiva carga personalista y sin un discurso programático que vaya más allá del ataque personal a Mariano Rajoy y de la apelación genérica a la regeneración política. El partido de Albert Rivera viene, en consecuencia, descendiendo de manera sostenida en el favor de los votantes desde el 15,8 por ciento en intención de voto de la primera semana de abril –con expectativa de superar los 50 escaños– hasta el 14,5 por ciento de este último sondeo, porcentaje con el que apenas repetiría los 40 escaños de diciembre. Por contra, la encuesta otorga un 30,4 por ciento de intención de voto al PP, el mejor resultado de toda la serie y casi dos puntos por encima de lo conseguido en las pasadas elecciones. Traducido en escaños, alcanzaría la barrera psicológica de los 130, el número mínimo que se considera imprescindible para llegar a un acuerdo de gobierno con otras formaciones. A un mes de la cita con las urnas de junio, el actual presidente del Gobierno en funciones y candidato popular, Mariano Rajoy, no sólo conserva su base electoral, sino que está en condiciones de recuperar buena parte del voto perdido en la abstención o de los que decidieron votar a Ciudadanos en las pasadas elecciones. El discurso de la continuidad en las políticas que han conseguido que España dejara atrás la crisis, pero, sobre todo, el mensaje de la racionalidad y la prudencia, que no del miedo, frente a las aventuras populistas de la izquierda radical, deberían dar sus frutos. Si prescindimos de la demagogia al uso, nadie en su sano juicio teme que un nuevo Gobierno de Rajoy vaya a actuar sectariamente o a trastocar la vida de los ciudadanos más allá de lo razonable. Esa previsibilidad es, en estos momentos, una de las bazas importantes de los populares, junto con la sostenida recuperación de los indicadores económicos y el incremento de la recaudación fiscal a pesar de la reducción de los impuestos. Frente al discurso articulado de Mariano Rajoy, el Partido Socialista se encuentra en un punto de indefinición, atrapado entre la tentación de radicalizar el mensaje por su izquierda, lo que favorecería la estrategia de Podemos, o volver a identificarse con el centro izquierda moderado, abierto a una negociación post electoral sin vetos. Hasta ahora, ni el tono ni el fondo de la campaña del secretario general socialista, Pedro Sánchez, han conseguido movilizar a su electorado. El señuelo del cambio y el recurso a la imaginería de la Transición parecen tan manidos como inoperantes. Así, el sondeo otorga al PSOE un 21,1 por ciento de los votos, que se traduciría en 83 escaños, superando un nueva marca negativa. En el pronóstico influye que ha empezado a causar efectos entre el electorado la nueva coalición de IU y Podemos, que mantienen un ligero, pero constante incremento de la intención de voto y ya supera al PSOE en más de tres puntos, a menos de un escaño de los socialistas. Sólo la vuelta al bloque constitucional del PSOE, permitiendo que gobierne el partido vencedor, podría esterilizar la ofensiva de Podemos.
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