Bruselas

Alemania vota, Europa espera

Gane quien gane hoy las elecciones en Alemania no habrá cambios relevantes ni en la política comunitaria ni en las relaciones con España. Sería una gran sorpresa que Merkel no se alzara con una nítida victoria sobre el socialdemócrata Steinbruck, pero en ningún caso cabe esperar un giro copernicano, lo cual es la mejor de las noticias para una economía continental necesitada de estabilidad y de gobernantes predecibles para salir de la crisis. Es posible que la canciller no pueda reeditar la actual alianza de gobierno por el hundimiento de los liberales y que se vea obligada a formar una «gran coalición» con los socialistas. Incluso en esa hipótesis, la marcha de Europa transcurrirá por los carriles que Merkel ha diseñado en estos últimos años y que se resumen en uno: solidaridad europea sí, pero a cambio de reformas y de austeridad. Sería una ingenuidad pensar que un mayor protagonismo del SPD en el Gobierno de Berlín traería una moderación en las políticas de ajuste de la UE. Merkel y Steinbruck podrán discrepar en cuestiones domésticas, pero a la hora de afrontar la construcción de Europa, las diferencias son inapreciables. En todo caso, las elecciones de hoy sí tendrán un efecto inmediato: la de desbloquear algunas de las iniciativas de Bruselas que la campaña electoral había congelado. Entre ellas, la unión bancaria, el control fiscal unificado y la creación de instrumentos financieros que permitan a todos los países de la zona euro una financiación en condiciones similares en vez de que se produzcan diferencias tan grandes cuyos perniciosos efectos lastran también la capitalización de las empresas. Es verdad que las palabras de Merkel en el mitin de cierre de campaña no invitan al optimismo, pues reafirmó su rotunda oposición a los eurobonos o a la emisión de deuda conjunta. Sin embargo, no se opone a ciertas ingenierías bancarias, sin comprometer las funciones básicas del Banco Central Europeo. En cuanto a España, la victoria de Angela Merkel sería una buena noticia en la medida en que nos conoce mucho mejor que su oponente y aprecia el trabajo del Gobierno de Rajoy. La sintonía entre ambos mandatarios es un factor de gran relevancia que redunda en una excelente relación de aliados. A España le interesa Merkel y a Alemania le interesa Rajoy, ecuación que se basa en la confianza mutua y en la aplicación de políticas responsables, por duras que sean, para crear empleo y salir de la crisis. No obstante, sea cual sea el veredicto de las urnas, lo cierto es que hoy se abre para toda Europa una etapa de cuatro años que están llamados a ser cruciales para su integración. Su futuro como potencia económica y política dependerá de que se haga con acierto y de que Alemania sepa liderarla desde el diálogo y la participación democrática.