Gobierno de España

Cálculos en el aire de Pedro Sánchez

La Razón
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Las respuestas acerbas de los portavoces del PSOE a las últimas propuestas de pacto de Podemos, que contrastan con los gestos de apaciguamiento de la izquierda radical –sólo hay que ver el bajo tono con que el partido de Pablo Iglesias ha reaccionado a las advertencias de sanciones a la ONG «Open Arms» por parte de la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, y a su negativa a apoyar la comparecencia de Pedro Sánchez ante el Parlamento–, abunda en la idea de que el presidente del Ejecutivo en funciones y candidato a la investidura ya tiene decidido afrontar una repetición de elecciones en el caso, probable, de que no consiga el apoyo podemita sin otras contrapartidas que una mera declaración programática. Sin duda, Pedro Sánchez cuenta con el temor de los de Pablo Iglesias a sufrir un nuevo descalabro electoral, que sería más acusado si se impone el relato socialista que transfiere la responsabilidad de la llamada a las urnas al resto de los partidos del arco parlamentario, pero, especialmente a los de su mismo espectro ideológico, para forzar la mano a Iglesias. Es un cálculo que, sistemáticamente, viene reforzando el presidente socialista del CIS, José Félix Tezanos, con sus encuestas de intención de voto, pero que puede resultar erróneo y meter a España en un bucle político. Porque, a diferencia de la «cocina» de Tezanos, otros análisis sociológicos, como los que lleva a cabo «NC Report» para LA RAZÓN, señalan la existencia de imponderables, como es la abstención, como uno de los factores que pueden echar por tierra las previsiones optimistas del candidato Sánchez. En efecto, la tendencia que apuntan desde el pasado mes de junio la mayoría de los sondeos de opinión es a una mayor desmovilización electoral de la izquierda en el caso de una repetición de las elecciones generales, que podría costar hasta 800.000 votos a estos partidos y, también, a los nacionalistas. La causa hay que buscarla en un descenso general de la participación de más de cuatro puntos porcentuales, elevando la abstención hasta el 32,4 por ciento del censo electoral. Por supuesto, los partidos del centro y la derecha también se verían afectados, pero en menor manera: perderían 400.000 votos. Aunque hay que tener en cuenta que se trata de sondeos alejados en el tiempo, tres meses, de la hipotética convocatoria a las urnas, lo cierto es que, como señalábamos al principio, la tendencia apunta en esa dirección. Entre las razones que la explican, estaría la pérdida de eficacia movilizadora del fenómeno VOX, que fue magnificado, y manipulado, por el PSOE en la última campaña electoral y, ciertamente, consiguió su objetivo, puesto que en Abril se registró la mayor afluencia a las urnas desde 2004 y la sexta participación más alta de la historia democrática, pero también el cansancio de los electores de la izquierda ante el espectáculo de unos líderes políticos incapaces de llegar a un acuerdo. Además, la abstención incidiría más en los votantes socialistas que en los de Unidas Podemos, y prácticamente no afectaría al Partido Popular, siempre de acuerdo a los sondeos. Si bien la fragmentación del voto de centro derecha seguiría lastrando las expectativas de este sector ideológico, la suma de los de Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal, más los regionalistas de Navarra y Canarias, superaría en 60.000 sufragios a los del PSOE, Podemos y sus confluencias, y los nacionalistas catalanes y vascos. Es decir, que en el mejor de los casos, Pedro Sánchez conseguiría, tal vez, mejorar algo sus posiciones a costa de Pablo Iglesias, pero volvería a encontrarse en la misma situación de necesidad. Y, a todo esto, cuando ya sólo falta un mes para certificar el fracaso de su candidatura, sin que pueda hablarse de una voluntad firme de llegar a un pacto ni con Unidas Podemos ni con Ciudadanos.