Elecciones generales

Ciudadanos es ya la izquierda

La Razón
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Desde las últimas elecciones de diciembre, y de manera sensible, el cuerpo electoral está situando al partido de Ciudadanos en el espectro ideológico del centro izquierda, en disputa directa del voto con el Partido Socialista. Así se desprende de la encuesta sobre comportamiento electoral que ha elaborado NC Report para LA RAZÓN, en la que no sólo se detecta un fuerte trasvase de votos socialistas hacia la formación naranja, sino también la vuelta a casa de muchos votantes populares que fueron infieles en la pasada convocatoria. Si tenemos en cuenta que el último barómetro del CIS, cuyo trabajo de campo se llevó a cabo entre los días 1 y 10 de abril pasado, Ciudadanos devolvía al PP tantos sufragios como los que recibía de éste, nos hallamos ante un importante cambio de percepción de los votantes de Mariano Rajoy, que ya no ven a Albert Rivera como un político en el ámbito del centro derecha. En efecto, el sondeo que hoy publica LA RAZÓN, –que, al contrario del CIS, recoge la opinión de los electores cuando ya se conocía el fracaso de la Legislatura, con la disolución de las Cortes y la nueva convocatoria electoral– indica que el 6,1 por ciento de quienes declaran haber votado a Ciudadanos el 20 de diciembre asegura que dará su voto al PP el próximo mes de junio. Es un porcentaje superior al que concedía el CIS, con lo que se puede interpretar que estamos ante una tendencia que se consolida. Por el contrario, el porcentaje de votantes populares dispuestos a pasarse a Ciudadanos desciende desde el 6 por ciento que recogía el CIS al 2,8 de nuestra última encuesta. Por supuesto, ese cambio de percepción sobre la adscripción ideológica del partido de Rivera actúa en positivo con el trasvase de votos desde la izquierda: casi un cuarto de millón de antiguos sufragios socialistas recalarían en Ciudadanos en las próximas elecciones si se cumplen los pronósticos, lo que supone una pérdida de voto para el PSOE del 4,2 por ciento, muy superior a la pérdida que sufriría el partido de Sánchez por su ala más izquierdista: ese 2,5 por ciento que declara que votará a Podemos.

Una primera conclusión de los datos demoscópicos establece que si ha habido algún beneficiario del fracasado acuerdo de investidura entre Ciudadanos y el PSOE, éste ha sido Albert Rivera, aunque sólo sea de manera muy parcial, puesto que lo que gana por la izquierda lo pierde, y en mayor porcentaje, por el centro derecha. Al secretario general socialista, sin embargo, el acercamiento a Ciudadanos no le trae beneficio alguno. Pero una segunda conclusión nos dice que los electores, sin distinción de partidos, ya no se dejan mediatizar por la calculada ambigüedad ideológica de Albert Rivera. Si ya era de por sí difícil mantener el espejismo desde las elecciones autonómicas y municipales de junio hasta las generales de diciembre, los comportamientos políticos de muchos de los representantes locales y regionales de Ciudadanos, siempre favorables hacia el PSOE, y la distinta vara de medir en los casos de corrupción, como ha ocurrido en Andalucía, han terminado por convencer a muchos votantes populares de que entregar sus votos a Rivera es lo mismo que votar a la vieja socialdemocracia española. Pero, sin duda, el mayor problema de futuro es para el PSOE, ciertamente atrapado en un dilema: si extrema su mensaje para competir con Podemos y sus confluencias por el voto de izquierdas, pierde el apoyo de los socialistas más moderados. Si vira hacia el centro, el ala más radical puede recalar en Pablo Iglesias. Son las consecuencias de mantenerse en la indefinición política y en el oportunismo durante demasiado tiempo.