Corea del Norte
Corea amenaza al mundo y hay que responder
El pasado viernes Corea del Norte realizó su decimoquinto lanzamiento con éxito de un misil balístico en lo que va de año. Fue su primer test armamentístico desde que el Consejo de Seguridad de la ONU le impusiera otra ronda de sanciones aún más duras como reacción a su sexto y más potente ensayo nuclear, ejecutado el 3 de septiembre. En esta ocasión, a la provocación habitual de Kim Jong-un se sumó que el cohete recorrió una distancia superior a la de las dos pruebas anteriores con el Hwasong-12 y que demostró estar en condiciones de alcanzar la isla de Guam y sus importantes bases militares de Estados Unidos. Por tanto, se quiera o no, estamos ante un mensaje beligerante a Washington y a sus aliados en la región pues tampoco se puede relativizar el hecho de que el proyectil sobrevoló por segunda vez en quince días el territorio japonés antes de llegar al Pacífico. Por si faltara algo, el líder norcoreano se encargó de explicitar que el objetivo es completar su capacidad nuclear para establecer un «equilibrio» de fuerzas militares con Estados Unidos. Resulta obvio que las sanciones no han hecho mella en la voluntad del sátrapa en poner el mundo al bordo de la guerra. Sin duda, la actitud de Rusia y China debería haber sido mucho más contundente, pero han priorizado su condición de potencias rivales de Estados Unidos a la de la causa de la paz mundial. Si la entera comunidad internacional no termina de interiorizar la dimensión letal y sistémica de Kim Jong-un y actúa en consecuencia sin descartar opción alguna, dejarán la seguridad del planeta al albur de los impulsos de un tirano sanguinario.
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