Gobierno de España
España pagará el error de Sánchez
La encuesta sobre intención de voto que ha realizado «NC Report» para LA RAZÓN plantea un escenario inquietante tras las elecciones del 10 de noviembre, puesto que se reedita la situación de bloqueo que llevó a la repetición electoral. Aunque conviene precisar que en las fechas del trabajo de campo del sondeo, que se llevó a cabo entre el 18 y el 21 de septiembre, ya se había consumado el fracaso de las negociaciones entabladas por el PSOE para conseguir la investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, –fracaso que fue muy mal recibido por la gran mayoría de los españoles, lo que, sin duda, condiciona las respuestas de los consultados y potencia las actitudes de rechazo hacia la clase política y los partidos– lo cierto es que, lejos de producirse el pretendido hundimiento de la formación que lidera Pablo Iglesias, de celebrarse hoy las elecciones, el candidato socialista apenas conseguiría incrementar sus apoyos en 2 o 4 escaños. Es decir, volvería a la casilla de salida, pero con un handicap notable: la ruptura de los puentes de acuerdo con la izquierda radical, tras la escenificación de Sánchez, un poco sobreactuada, todo hay que decirlo, de las profundas diferencias que le separaban de Iglesias. No cabe duda de que las declaraciones del candidato socialista, en las que afirmaba que ni él ni los españoles podrían conciliar el sueño si tuviera a miembros de Podemos en el Gabinete, respondían a una estrategia de recentralización del PSOE, con el objetivo puesto en los votos de Ciudadanos y en aquellos sectores de la izquierda moderada que se han pasado a los nacionalismos no identitarios, pero, a día de hoy, el pronóstico no puede ser más desalentador. El factor principal que explica, al menos por el momento, tan grave fallo de cálculo, es, por supuesto, la alta abstención declarada, que, de cumplirse, convertirían las próximas elecciones en las de menor índice de participación desde la instauración de la Monarquía parlamentaria. Una abstención que afecta, prácticamente, por igual a derechas e izquierdas, con especial incidencia entre quienes se reconocen como antiguos votantes del PSOE y del Partido Popular. Este último y, especialmente, su presidente y candidato Pablo Casado, tiene mucho trabajo por delante, pues aunque recuperaría parte del voto trasvasado a Ciudadanos y VOX, es la formación con mayor porcentaje de abstencionistas declarados, el 13,5 por ciento, por delante, incluso, de Podemos y de los socialistas. No negamos que el Partido Popular, según la encuesta, pero, también, en la percepción instalada en la opinión pública, va a crecer respecto a sus últimos resultados, que fueron muy malos. La cuestión es que ese incremento, a costa principalmente de Ciudadanos y de VOX, se antoja muy insuficiente para quien se pretende alternativa de Gobierno. Siempre con la salvedad, ya expresada, de que el ánimo general de la ciudadanía en el momento de la realización del sondeo, puede exagerar a la baja la previsión de participación, es evidente que los populares no consiguen reconciliarse con muchos de sus antiguos votantes. Por último, el sondeo de «NC Report» prevé un cambio en la relación de fuerzas que puede ser determinante. Porque con la caída en la intención de voto del partido que lidera Albert Rivera, que se dejaría hasta 10 escaños, y las pocas expectativas de crecimiento del PSOE, ambas formaciones ya no sumarían por si solas una mayoría absoluta en la próximas Cortes, complicando, aún más, la consecución de los acuerdos postelectorales. En realidad, el próximo 11 de noviembre podríamos hallarnos ante las consecuencias de la incapacidad del actual secretario general socialista para entender que en toda negociación entre diferentes actores políticos hay que buscar puntos de encuentro.
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