España

Justificada cita con las urnas

No se le debe regatear a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, el derecho que le asiste a establecer la estrategia política que considere más oportuna para los intereses de la formación que dirige. Más aún, si cabe, cuando el adelanto de las elecciones autonómicas responde a un hecho objetivo, como es la radicalización de sus aliados de Izquierda Unida, dispuestos a embarcarse en la ola presuntamente favorable del populismo, una vez que la tozuda realidad de gobierno había amortizado las imposibles promesas del pacto de perdedores de 2012. En efecto, de las tres propuestas «estrella» con las que los comunistas andaluces justificaron su apoyo a José Antonio Griñán para arrebatarle la victoria al candidato ganador, el popular Javier Arenas, ninguna ha visto la luz. Ni el llamado «banco de tierras» de la frustrada reforma agraria, ni la creación de la nueva banca pública, ni la instauración de la prometida «renta básica» han pasado del estado de anteproyecto. En estas circunstancias, a nadie se le oculta que IU de Andalucía iba a aprovechar el último año de la legislatura para extremar la posición de izquierdas, a costa de una supuesta «derechización» del PSOE y, por supuesto, con la incorporación al discurso político de los casos de corrupción que investiga la juez Mercedes Alaya y que afectan principalmente al PSOE. Frente a la certeza de un año estéril, con la sombra de los movimientos populistas como Podemos, que está condicionando la postura de Izquierda Unida y amenaza con fragmentar el mapa electoral, Susana Díaz ha decidido adelantarse y arrostrar el desafío de las urnas desde una posición ventajosa, y sin olvidar que su principal adversario no es la izquierda radical, sino el Partido Popular de Andalucía, a cuyo frente se encuentra Juan Manuel Moreno, a quien el adelanto electoral obligará sin duda a revisar sus tiempos y su agenda. El próximo 22 de marzo, pues, los andaluces tienen otra vez la palabra sobre el modelo de gobierno que quieren para su región, la cual está sufriendo las consecuencias de la crisis en mayor medida que el resto de España. La oferta de cambio que representa el PP se vio frustrada en los anteriores comicios por el pacto postelectoral, pero sigue siendo, a nuestro juicio, la mejor opción para el futuro de Andalucía. Incluso, sería preferible un gran acuerdo de gobernabilidad entre los dos grandes partidos a una reedición de la alianza de socialistas y comunistas, en la que los primeros tendrían que lidiar con una mayor carga de radicalidad por parte de Izquierda Unida, como ha denunciado ayer msmo la propia Susana Díaz Pero ese es el riesgo que asume la actual presidenta de la Junta y líder de la federación más importante y decisiva del PSOE.