Boston

La conexión española de la cúpula del terror yihadista

La Razón
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No hay gobernante sensato en el mundo occidental, con sentido de la realidad que aprecie los valores de la democracia y la vida frente a la muerte que considere que el terrorismo yihadista es, a estas alturas, el resultado del colonialismo de las grandes potencias de principios del siglo pasado. En estos momentos, el islamismo radical es una maquinaria de adoctrinamiento y fabricación de odio hacia lo que seguimos considerando el «mundo libre», el que respeta la libertad de opinión, las opciones políticas y las creencias religiosas. Los atentados más recientes, en París y Bruselas, pero también la saña primitiva con la que eliminan con brutales decapitaciones de los adversarios en Siria e Irak, nos dan una buena muestra de que sólo buscan el exterminio total de nuestro sistema de vida. Un dato de gran relevancia en este camino hacia un nuevo Holocausto es el ascenso a lo más alto de la jerarquía del Estado Islámico (EI) de Mustafá Setmarian, uno de los terroristas de mayor experiencia en el yihadismo y que ha sabido imponer desde su paso por Al Qaeda los objetivos indiscriminados y de gran repercusión pública. Después de haber estado a las órdenes de Bin Laden, de quien recibió el encargo de poner en marcha la planificación de una guerra contra Occidente, y el egipcio Ayman Al Zawahiri, se ha integrado en las filas del ISIS como número tres, según los servicios de información europeos, tal y como publicamos hoy en exclusiva en LA RAZÓN. A este terrorista se le perdió la pista tras su liberación de la cárcel de Aleppo y se cree que está escondido en Siria al mando de la estrategia militar de las milicias del EI. Este dato confirmaría que los objetivos de esta organización están elegidos para que el daño llegue «a los hogares de los infieles y sus aliados de todas las nacionalidades y en todo lugar», según sus propios escritos. Lo que los especialistas en seguridad temen es que la incorporación de Setmarian al ISIS sirva, además de para activar la estrategia de atacar en ciudades europeas y que se empiecen a notar las consecuencias de vivir bajo una amenaza permanente, para que vuelvan a ponerse en marcha objetivos que Setmarian ya había desarrollado, como atentar contra centrales nucleares empleando avionetas «kamikazes». Recordemos que en Bélgica las Fuerzas de Seguridad habían detectado el seguimiento a un directivo de los planes de investigación atómica por parte de yihadistas. En Al Qaeda tuvo un papel determinante como el ideólogo que inspiró los grandes ataques del 11-S y el 11-M. En sus libros «La revolución yihadista e islámica en Siria» y «Llamada a la resistencia islámica global» dejó plasmada su estrategia de «inflingir el mayor número de pérdidas humanas y materiales como sea posible a los intereses de los infieles». Setmarian asegura la continuidad del terrorismo islamista desde sus atentados más violentos, como los de Nueva York, Madrid, Londres, Boston, París y Bruselas. Cada vez es más evidente que la lucha contra el yihadismo debe ser colectiva y que el objetivo es el mismo, más allá de donde se planifique y tenga lugar el atentado. El caso de Setmarian es muy claro en que el terror es global: tiene la doble nacionalidad siria y española –después de casarse en nuestro país–, fue el autor material, además de inspirador, del atentado contra el restaurante El Descanso de Madrid, en el que murieron 18 personas en 1985, y ahora es uno de los dirigentes del Estado Islámico.