Cataluña

La ruina económica de la independencia

La Razón
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La piedra de toque de la estrategia de la Generalitat para impulsar el «proceso» de secesión consiste en negar la primera consecuencia inmediata: Cataluña quedaría excluida de la Unión Europeo. A esta evidencia de efectos económicos catastróficos para todos, debe sumarse la otra gran falsedad de la propaganda nacionalista: a Cataluña le iría mucho mejor sin España. Esto último, dicho cuando la economía catalana es calificada como «bono basura» por los mercados y necesita del auxilio del Estado para pagar sus deudas, sólo abunda en esa estrategia manipuladora del independentismo. Según un informe que publicamos hoy, la secesión hundiría el PIB de Cataluña un 30% y la factura para España alcanzaría los 50.120 millones. Sobre este dato objetivo contrastado por economistas de universidades catalanas, el «proceso» nada dice, ni tampoco sobre que la salida de la UE reduciría las exportaciones, que estarían sometidas a nuevos aranceles, las ventas caerían y la recaudación ser verían también seriamente afectadas. Sería difícil que le nuevo Estado catalán pudiese evitar un suspensión de pago. En definitiva, la independencia de Cataluña sería un desastre económico, social, personal y cívico. Sobre estos efectos devastadores, los dirigentes de la Generalitat guardan silencio y ocultan lo que la Comisión de Venecia del CE le ha contestado a Puigdemont: no pude haber referéndum unilateral y debe cumplirse la Constitución.