El desafío independentista
Puigdemont arrastra a los alcaldes a su fracaso
La Generalitat se ha negado a a dar los datos de los alcaldes o concejales que asistieron a su convocatoria de ayer en apoyo del referéndum ilegal. Lo cierto es que ellos mismos se negaron a firmar documento alguno de compromiso porque saben que eso les llevaría, indefectiblemente, a incumplir la ley y a prevaricar. Un nuevo fracaso, otro más, del fiasco total en que se ha convertido esta huida hacia adelante del reto soberanista. Ya se sabe que cuando escasean los argumentos se echa mano del insulto y en eso Carles Puigdemont se ha convertido en un maestro. Aprovechó la reunión con representantes de municipios catalanes para hablar de la «represión ilimitada del Estado que se colapsa». Ese es el mensaje que hay que difundir, el del miedo. El presidente de la Generalitat ha llamado la atención en el periódico austriaco «Salzburger Nachrichten» sobre el «mal uso del poder del Estado y que sobrepase los límites del Estado de Derecho». Sabe, sin embargo, que el Estado sólo está defendiendo la legalidad democrática con la Ley y no utilizará la fuerza que, curiosamente, es Puigdemont el único que invoca. El acto de ayer sólo evidenció que los independentistas insisten en dividir a la sociedad catalana: los municipios que supuestamente ofrecerán sus medios en la consulta sólo representan el 43% del conjunto de la población catalana, agrupados en su mayoría en pequeñas poblaciones.
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