Barcelona
Tabarnia: desenmascarar el supremacismo
Tabarnia, la parodia en torno al proyecto de nuevo territorio formado por las provincias de Barcelona y Tarragona, al margen de Cataluña, pero dentro de España, y que se ha convertido en un éxito incuestionable en las redes sociales y la opinión pública, fue presentada oficialmente ayer, con Albert Boadella como su «presidente en el exilio», quien regaló un discurso por videoconferencia –como chanza de las intervenciones de Carles Puigdemont– en una eficaz puesta en escena. «Soy un payaso, pero a su lado soy un modesto aprendiz», fue el mensaje de este extraordinario cómico, resistente y opositor como pocos al proyecto totalitario, excluyente y etnicista del independentismo catalán. En este sentido, Tabarnia es una respuesta inteligente y aguda al sectarismo, que se apresta a mantener un pulso por la libertad que se presume largo. Sus promotores lo explicaron muy bien ayer cuando lo anunciaron como un «espejo del separatismo» que se enfrentará y combatirá sus tropelías. En muy poco tiempo, Tabarnia se ha manifestado como esa idea estimulante y eficiente que muchos catalanes aguardaban, porque además está llamado a ser un altavoz extraordinario de la disidencia democrática en torno a la verdad de lo que acontezca en Cataluña. Un mensaje de la verdad potenciado con el eco multiplicador del humor, la ironía, la caricatura y la parodia contra el régimen de un solo pueblo, uniforme y con pensamiento único.
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