España

Un acuerdo para Europa

Más allá de la escenificación del acuerdo por Europa firmado entre el presidente del Gobierno y el líder del principal partido de la oposición, que representan a la inmensa mayoría del Parlamento, hay que felicitarse por este paso adelante en favor de los intereses nacionales que ha dado Alfredo Pérez Rubalcaba. Aunque, como ya dijimos, si a alguien fortalece este pacto es al jefe de la oposición socialista, que vuelve a centrar su partido y a recuperar parte del crédito político perdido. No deja de ser muy beneficioso que España se presente ante la próxima reunión de la Comisión Europea con una posición común, lo que, sin duda, dará más fuerza a sus reclamaciones. Hubiera sido mejor que se sumaran el resto de las fuerzas parlamentarias moderadas, dado que es utópico pretender de IU y del resto de los radicales de izquierda nada que no sea populismo y demagogia; pero, a expensas de que se sustancie el cambio de postura de última hora que preparan el PNV y CiU, no es nada desdeñable que desde el centro derecha hasta el centro izquierda se explique a nuestros socios europeos la necesidad imperiosa de un cambio en su estrategia de lucha contra la crisis económica internacional. Porque el acuerdo entre Mariano Rajoy y Rubalcaba, lejos de pedir «barra libre» para la deuda pública europea, que es la pretensión de la izquierda comunista, plantea opciones lógicas y, sobre todo, posibles. A corto plazo, medidas de estímulo para luchar contra el desempleo de los jóvenes y líneas de crédito para las pequeñas y medianas empresas; a medio plazo, una autoridad bancaria única que permita actuar al Banco Central Europeo como al resto de las entidades de su misma responsabilidad. De haberse contado con un banco central, como es el caso de Estados Unidos, otra hubiera sido la situación. Sin embargo, el cambio de actitud del líder socialista no debería quedarse en el acuerdo por Europa. El Gobierno de Mariano Rajoy está acometiendo un programa de reformas de un calado pocas veces visto en la historia reciente de España. Los cambios previstos en asuntos tan fundamentales para toda la sociedad española como las pensiones, la Administración Pública y el control de las instituciones, que son medulares y están por encima de las posiciones partidistas, exigen la colaboración del PSOE, puesto que hablamos de transformaciones que, por fuerza, van a afectar a las próximas generaciones y deben ser elaboradas con el mayor consenso posible. Los socialistas no pueden quedarse al margen, explotando el oportunismo político, ante el enorme desafío. Además de un deber, es una oportunidad para que el partido que lidera Rubalcaba vuelva a la centralidad y a la credibilidad de ser alternativa de Gobierno. De lo contrario, seguirá desplomándose en la estimación de los españoles, como muestran las encuestas.