Venezuela vota bajo la amenaza chavista

Las soflamas de Nicolás Maduro llamando a usar la violencia de no salir ganadores los chavistas en las elecciones de mañana pueden interpretarse como mera retórica matonista. Los hechos nos muestran que el régimen bolivariano utiliza la coacción, el amedrantamiento y directamente el asesinato para acallar a la oposición. Se trata de un método que le ha sido útil para mantener su hegemonía, aplicar la ley del silencio y retener una estructura de poder tiránico. Por lo tanto, cabe suponer que las amenazas del presidente de Venezuela pueden llegar a ejecutarse. Estas elecciones son cruciales porque los sondeos dan como ganadora a la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), corroborando una tendencia ya anunciada en las presidenciales de 2013, en las que Maduro sólo sacó 1,5 puntos a Henrique Capriles. Por otra parte, no están asegurados los mínimos controles para que se desarrollen unos comicios con garantías, lo que puede abocar a Venezuela a una situación de enfrentamiento civil abierto. La oposición aboga por la reconciliación, pero esa palabra no está en el espíritu de la «evolución chavista». Los observadores internacionales deben velar, dentro del escaso margen que le han dejado las autoridades, por la limpieza y denunciar cualquier intento de fraude electoral.