Apuesta por el centroderecha

Las lecturas aceleradas e intencionadas con el único propósito de segar la hierba bajo sus pies han identificado a Pablo Casado, nuevo presidente del PP, con una suerte de ultra de otro tiempo redivivo. A estas terminales les ha escocido sobremanera que el joven pero experto líder se refiriera sin complejos a principios que, como él dijo en el cónclave popular, no son de izquierda o derecha, como la vida, la familia, la dependencia o la sanidad. De sus más estrechos colaboradores tampoco puede deducirse ese tenebroso giro a la ultratumba política, sino más bien una reivindicación del centroderecha ideológico. Hay, pues, tras los maledicentes puntillazos una ganas enormes de que Casado sea lo que no es. Los nombramientos de los puestos de máxima responsabilidad de su equipo en el partido y en el Congreso, ocupados con toda probabilidad por dos mujeres, dejarán claro la senda por la que piensa transitar. Así como también que no tendrá problema alguno con la exposición pública como prueba su decisión de asumir la portavocía popular en la Cámara Baja en los debates más sobresalientes que se produzcan en el hemiciclo. Es una buena decisión y un acto de responsabilidad de alguien que tiene claro su camino.