Gobierno de España

Trastorno obsesivo compulsivo de los indepes con el Rey

La Razón
La RazónLa Razón

El independentismo sufre de un estado permanente de alucinación y frustración de lo más insano. Su deterioro es continuado y la merma de facultades, flagrante, pues los supremacistas toleran mal su estado decadente y vulnerable. Lo último que alumbraron ayer es una petición de JxCat a la Junta Electoral para que aplace el acto del 4 de noviembre del Rey y la Familia Real en Barcelona hasta después del 10-N por ser «electoralista» y beneficioso sólo para las formaciones constitucionalistas. Se trata de los Premios Fundación Princesa de Girona. Según Laura Borràs, Don Felipe no es neutral desde su histórico discurso del 3 de octubre de 2017. La edecán de Puigdemont y Torra habló aparentemente en serio pese a la astracanada sofocante que verbalizaba. En realidad la pataleta sí que tiene una intención electoral. El ataque al Rey es un banderín de enganche para la turba estelada, además de una obsesión compulsiva y trastornada. El peligro no son las actuaciones botarates por un conductor legal ordinario contra una institución ejemplar, sino que desde los poderes independentistas se alienta de forma expresa un clima de odio y violencia que puede acarrear serios problemas de orden público y que tiene responsables y culpables.