Sin Perdón

Los errores de Mazón y la manipulación de la izquierda

«El Gobierno ha gestionado muy mal la catástrofe y su responsabilidad es incuestionable, aunque la comparta con el gobierno valenciano, pero la izquierda mediática le defiende»

Mazón ha conseguido destruir su credibilidad y prestigio. Es una caída impresionante, ya que ha dado a sus enemigos la oportunidad que buscaban. Ha sido muy torpe y ahora sufre la campaña desatada por la izquierda política y mediática, que tiene por objetivo prioritario defender a Sánchez y desgastar al PP. A estas alturas solo se habla de su comida con una periodista para ofrecerle dirigir la televisión pública valenciana. He criticado que Sánchez haya decidido asaltar RTVE y colocar a sus comisarios políticos, porque debe pensar que no es lo suficientemente pelota con él y la convierte en un ministerio. Los profesionales del ente público no deberían aceptar esta ignominia. Es lo que harían si Sánchez fuera del PP. Por ello, me parece vergonzoso que Mazón se reúna con una periodista para ofrecerle que sea su comisaria política. Espero que rechazara el ofrecimiento.

Los políticos se han acostumbrado a que las televisiones y las radios públicas sean instrumentos al servicio del aparato de propaganda de su gobierno y partido. Es cierto que lo que sucede en RTVE no tiene parangón en ninguna autonomía y es el botín, además, de las productoras afectas al sanchismo. Hay centenares de millones que mantendrán una programación patética, pero que harán todavía más ricos a los amigos del millonario José Miguel Contreras. Es algo que critico y criticaré. Por ello, es vergonzoso que haya dirigentes del PP dispuestos a colonizar el sector público empresarial para ponerlo a su servicio y el de sus amigos. El último responsable es Feijóo, que tiene que reprender a Mazón si quiere tener credibilidad cuando se critique la ofensiva sanchista sobre RTVE. Ahora no puede decir nada gracias a la insensatez de Mazón. Ha hecho lo mismo, desgraciadamente, que Sánchez. La larga comida del presidente valenciano, que no atendía el teléfono, es algo que ni podemos ni debemos ignorar. No ha estado a la altura de las circunstancias. No me sirve que el presidente y los ministros tampoco lo hayan estado. La diferencia es que los medios de comunicación que no estamos bajo el control o la orientación de los propagandistas del sanchismo criticamos los errores del PP y sus dirigentes.

Miles de valencianos salieron ayer a la calle movidos por la izquierda para protestar contra Mazón. Fue lamentable que hubiera gritos llamándole «asesino», porque nadie se merece un trato tan indigno. Una vez más la izquierda, en su obsesión por instrumentalizar la tragedia, tuvo un comportamiento deleznable. Nadie merece este tipo de insultos. Me pareció mal que se lo dijeran a Sánchez. Por supuesto, no harán una manifestación para criticar al gobierno de España que lo hizo rematadamente mal. Han convertido a Mazón en el rostro político de la catástrofe, pero es cierto que lo ha puesto fácil. La única salida que tenía era dar explicaciones desde el primer momento. Fue un grave error que lo ha pagado y lo pagará caro. Es cierto que Feijóo se ha convertido en un rehén, ya que no puede hacer nada y su discurso ha quedado debilitado. La suerte, al igual que la inspiración, no hay que esperarla sentada, sino que hay que buscarla. Esta catástrofe era una oportunidad para mostrar lo mejor de la política y actuar con la eficacia que exigen los ciudadanos. Ni Mazón ni Sánchez lo han hecho. La desventaja de Mazón es que este fracaso será su más fiel compañero mientras siga en política, porque no importa su inocencia, buena fe o errores humanos. La izquierda es implacable como pudimos ver con la pandemia, ya que incluso intentaron manipular las muertes en las residencias para atacar a Ayuso. Es cierto que esta indignidad es difícil de superar, pero igual lo consigue con la utilización política de esta catástrofe.

En cambio, Sánchez, que ha mentido, manipulado y utilizado las instituciones desde que asumió la presidencia del Gobierno, tiene la suerte de contar con una prensa fiel, un partido donde no existe la autocrítica y una cohorte de fieles que le ríen todas las gracias. Estos tiempos políticos son descorazonadores, pero también son la consecuencia del populismo, el radicalismo y la obsesión por crear un frente popular contra el centro derecha. Es una época en la que triunfan los políticos mediocres y con escasa formación. La ética y los principios no cuentan, porque lo único que importa es conseguir y mantener el poder. No sirven al pueblo, sino que se sirven del pueblo. En esta ocasión ha estallado la indignación ciudadana y crece la desafección, pero a la bancada de la izquierda no le importa mientras puedan seguir cobrando de los presupuestos.

Mazón no tiene nadie que le defienda. Es interesante. Sánchez ha amparado la corrupción sistémica de su partido y no pasa nada, pero la izquierda mediática le defiende. Los problemas judiciales afectan a su familia, pero la izquierda mediática le defiende. El Supremo ha decidido investigar a quien fue su colaborador más estrecho y poderoso, pero la izquierda mediática le defiende. El Gobierno ha gestionado muy mal la catástrofe y su responsabilidad es incuestionable, aunque la comparta con el gobierno valenciano, pero la izquierda mediática le defiende. Este sábado solo importaba la manifestación contra Mazón, porque la izquierda mediática no descansará hasta destruirle. Le llenarán de querellas, ataques e insultos, porque la izquierda mediática nunca será objetiva con un dirigente del PP. Es cierto que Feijóo le tendrá que defender, ya que no puede regalarle a Sánchez la excusa para no asumir ninguna responsabilidad. El PP ha conseguido que Sánchez tome la delantera, no asuma responsabilidades y deje de estar contra las cuerdas. Al final, es el triunfo de la manipulación, la mediocridad y la incompetencia.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).