
Y volvieron cantando
Estas sí son cartas marcadas
La moción de Jaén más allá de los despachos del ayuntamiento de esta capital se negoció en el Ministerio de Hacienda dirigido por la vicepresidenta María Jesús Montero
Que Óscar López siga a pies juntillas el encargo de hacer oposición al gobierno de la Comunidad de Madrid desde el Ministerio de Transición Digital que dirige, más allá de circunscribirse al enfrentamiento puntual de Sánchez con la presidenta Díaz Ayuso, lo que viene a resultar es un síntoma de otra dinámica más estratégicamente estudiada que pone al servicio del partido del Gobierno todo el poder del BOE en sus cuitas con los adversarios políticos y muy especialmente con instituciones gobernadas por estos.
Hace pocos días conocíamos la presentación de una moción de censura –la primera en una capital de provincia española desde los pasados comicios municipales– que tumbaba al alcalde y al gobierno de Partido Popular en Jaén cediendo el poder al Partido Socialista gracias al apoyo de «Jaén merece más», una de esas formaciones que acaban nadando entre el sesgo identitario del terruño y los intereses particulares de quienes han conseguido un acta en las urnas.
Estaríamos hablando de un mero cambio en el gobierno de un ayuntamiento derivado de la matemática parlamentaria, en este caso municipal, siempre circunscrito a los vaivenes políticos de una institución concreta, si no hubiera mediado algo más grave, como es la intercesión del mismísimo Gobierno de la nación, con todo el poder que acapara y supuestamente destinado a mejorar la vida de los españoles en vez de dedicarse a pergeñar mociones de censura contra adversarios políticos en instituciones territoriales rompiendo todas las reglas del juego. La moción de Jaén más allá de los despachos del ayuntamiento de esta capital se negoció en el Ministerio de Hacienda dirigido por la vicepresidenta María Jesús Montero, andaluza a la sazón y fue ahí donde se fueron enhebrando las condiciones para el desalojo de un alcalde que había ganado las elecciones. Lo ocurrido con este caso no viene a ser más que la constatación de que todo acabará valiendo en el contexto político actual desde el pesado rodillo del Gobierno de la nación para poner trabas o más allá, para tratar de abrir brechas entre los gobernantes y los gobernados allá donde el Partido Popular ejerce el poder. Lo de Jaén tal vez no resulte un caso aislado y en el PP ya deberían remojar algunas barbas, sobre todo donde no se disponga de una plácida mayoría absoluta. En los despachos de algunos ministerios hay bastante potencia de tiro.
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