Sin Perdón
La falta de respeto de AMLO y Sheinbaum
«Estamos ante la impostura indigenista construida desde la soberbia de alguien que tiene el complejo del emigrante»
Los antepasados españoles de Andrés Manuel López Obrador sentirían vergüenza por los disparates que salen de su boca. Los ancestros de los miembros de los 71 pueblos indígenas que viven en los diferentes estados mexicanos no fueron víctimas de la conquista española, que hay que situar dentro del contexto histórico de la época, sino de la crueldad y opresión de los aztecas y de ese relato imaginario que ha construido, como buen demagogo, para esconder las miserias de su gobierno de izquierda populista. Es lamentable que haya estudiado en la Autónoma de México (UAM), donde hizo un doctorado sobre el «Proceso de formación del Estado nacional en México (1824-1867)». No es ni historiador ni jurista, algo que explica sus carencias y el sectarismo de sus lecturas, sino politólogo, que es una carrera que habitualmente ha estado llena de profesores marxistas en numerosos países del mundo. Por tanto, no hay que sorprenderse de que AMLO, que es como se le conoce, y su segunda mujer, Beatriz Gutiérrez Müller, sean fervorosos antiespañoles y abracen ese pintoresco revisionismo sobre la Historia de México que conduce a un relato imaginario que no se corresponde con la realidad académica.
Dos pseudohistoriadores aficionados, influidos por el marxismo, investigadores mediocres y comunistas que politizan la Historia. En el caso de Sheinbaum estamos ante una impostura indigenista construida desde la soberbia de alguien que tiene el complejo del emigrante y quiere ser más mexicana que los descendientes de los pueblos originarios. Es cierto que se produjeron excesos por parte de algunos conquistadores y encomenderos, fruto de la brutalidad de la época, pero fue la Corona quien acabó rápidamente con ellos y se produjo una integración que nada tiene que ver con lo que hicieron algunos países europeos que han pedido perdón. No tiene ningún sentido que España lo haga con López Obrador, que es descendiente de españoles. Lo mismo se puede decir de la inmensa mayoría de la población mexicana cuya procedencia es, precisamente, española y que a lo largo de los siglos se ha ido mezclando con los pueblos indígenas. Por cierto, como los ascendientes del memócrata mexicano. No hay duda de que hay memos a ambos lados del Atlántico, pero hay que exigirles que estudien y sean más respetuosos con España y Felipe VI.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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