El trípode

Febrero «negro» sanchista

Pedro Sánchez nació un 29 de febrero y ayer fue su 52 cumpleaños, y ciertamente no habrá sido particularmente dichosa su celebración.

El sanchismo ha vivido un auténtico febrero negro. Empezó el mes con la tragedia del atentado contra dos Guardias Civiles en Barbate a manos de narcotraficantes, en unas circunstancias que le provocaron un gran desgaste político. A continuación vino la debacle en las elecciones gallegas el pasado domingo 18 F. El miércoles 21 apareció el caso Koldo, que se transformó en el caso Ábalos para convertirse actualmente en el caso «Sánchez-PSOE», en la medida en que tres ministros socialistas –sin excluir al entonces ministro de Sanidad y líder hoy del PSC–, además, nada menos, que la tercera autoridad del Estado, la actual presidenta del Congreso, aparecen involucrados en mayor o menor medida con ese caso de corrupción. Por si todo eso fuera poco –que obviamente no lo es–, la puntilla final la llegó ayer al conocerse que el Tribunal Supremo por unanimidad de la Sala de lo Penal ha admitido la competencia para instruir la causa por terrorismo de Puigdemont.

Pedro Sánchez nació un 29 de febrero y ayer fue su 52 cumpleaños, y ciertamente no habrá sido particularmente dichosa su celebración. Esta continuada sucesión de calamidades durante todo febrero culminadas ayer, de momento, dan para alimentar no poco la imaginación de espíritus con tendencias telúricas y «conspiranoicas». La locuaz vicepresidenta Montero criticó con fuerza que se pretenda involucrar a la «familia del presidente». En ese caso, se lo debería decir a su jefe, que no deja de acusar a la familia de la presidenta de Madrid en la persona de su hermano, cuando la fiscalía aquí y en Europa han archivado el caso, al no poder acreditar responsabilidad ninguna por su parte en ese deleznable asunto. Todo esto sucede cuando se han cumplido tan sólo los primeros 100 días del gobierno, lo que muestra hasta qué punto para Sánchez va a ser necesario algo más que un «manual de resistencia» para superar esta situación. En la recta final de la cuenta atrás para pactar con Puigdemont su «amnistía integral y a la carta», el anuncio de que el TS va a investigar la posible comisión por su parte de un delito de terrorismo tipificado en el Código Penal, pone en entredicho el deseo de ambos. La cuestión ya no es si este gobierno puede gobernar, sino cuánto puede aguantar en estas condiciones… sin arrastrar al PSOE en su caída. Con elecciones en el País Vasco, primero, y al Parlamento Europeo a continuación en apenas tres meses, las siglas PSOE están en almoneda pública. No es el aizkolari Koldo, el mejor candidato socialista en el País Vasco.