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El fiscal Ortiz y los paralelismos entre la estadística y la justicia
Quedará claro que hubo revelación de secretos, destrucción de pruebas y una actuación discutible de la fiscalía, resulte inocente o no García Ortiz
Haim Shapira, doctor en matemáticas, nacido en Lituania y que ahora vive en Israel, experto en estadística y en la teoría de juegos, defiende que «la estadística es la más extraña de todas las ciencias». Lo justifica, entre otras cosas, porque «es posible que dos expertos trabajen con los mismos datos, examinen los mismos resultados y, aun así, lleguen a conclusiones diferentes». La justicia, o por lo menos algunas sentencias, encajarían con perfección en esa categoría. Hay ejemplos innumerables, recientes y menos recientes, en España y en muchos otros lugares. El jueves quedó visto para sentencia en el Tribunal Supremo el juicio contra el fiscal general, Álvaro García Ortiz. Ahora, la pelota está en el tejado del tribunal, integrado por siete personas, todas con largas y prestigiosas carreras judiciales. El presidente del tribunal, Andrés Martínez Arrieta, con una trayectoria de moderación y equilibrio, alejada de banderías militantes, intentará que se dicte una sentencia por unanimidad. Sin embargo, los especialistas en los intríngulis del alto tribunal creen que eso será imposible.
Los defensores de García Ortiz, con Pedro Sánchez en cabeza –con una intromisión insólita en la justicia–, alegan que el juicio ha demostrado su inocencia. Sus detractores tampoco tienen dudas de que es culpable. Los pronósticos están divididos, pero coinciden en que lo más probable es que no haya una sentencia unánime. Significa que parte del tribunal no estará de acuerdo con la otra. En ese caso, es sustancial si es declarado inocente o culpable por cuatro votos a tres o por cinco a dos, por ejemplo, que son algunas de las hipótesis que circulan por los aledaños del antiguo convento de las Salesas Reales, sede del Supremo. El fallo judicial será recibido con la misma división, entre sus partidarios y detractores. Todos se acogerán a lo que más les interese: la sentencia –con mayoría– o las opiniones discrepantes, expuestas en votos particulares. Eso sí, quedará claro que hubo revelación de secretos, destrucción de pruebas y una actuación discutible de la fiscalía, resulte inocente o no García Ortiz, que, como ha escrito Ignacio Varela, «puede ser inocente y corrupto a la vez». Francisco Tomás y Valiente (1936-1996), expresidente del Constitucional, asesinado por ETA, hablaba de «la siempre imperfecta certidumbre judicial». Y porque es posible que dos expertos, con los mismos datos, lleguen a conclusiones diferentes. La justicia puede parecer «tan extraña» como ve la estadística Haim Shapira.