Opinión

Glorioso San José

Pasado mañana 19 de marzo, la Iglesia católica celebra solemnemente a San José que es su Patrono, establecido por el papa beato Pío IX, el 8 de diciembre de 1870

Pasado mañana 19 de marzo, la Iglesia católica celebra solemnemente a San José que es su Patrono, establecido por el papa beato Pío IX, el 8 de diciembre de 1870. Resaltamos la fecha al ser muy relevante, por coincidir con la solemnidad de la Inmaculada Concepción cuyo Dogma Inmaculista, había definido precisamente Pío IX ese mismo día de 1854, y el año, (1870), en que el Papa había sido desposeído de sus milenarios Estados Pontificios apenas tres meses antes, el 20 de septiembre. En esas extremas circunstancias, los enemigos de la Iglesia consideraban que «L’ Infamme» –como dijera Voltaire– había sucumbido definitivamente. El Papa se recluyó en el Vaticano considerándose prisionero, y acudió a San José que había sido el protector de la Sagrada Familia para que hiciera lo propio con la Iglesia de la que Jesucristo es cabeza y cuya Madre es María. Además, y como dijo san Juan Pablo II, «después de la Santísima Virgen María, San José es el más grande de los santos». Él es aquel «en cuya custodia Dios confió sus tesoros más preciados: Jesús y María». De él, padre adoptivo del Hijo de Dios y castísimo esposo de la Virgen María, evocamos la única aparición suya reconocida por la Iglesia, sucedida en unas circunstancias muy significativas de la Historia, y un extraordinario milagro: «La escalera de San José». Nació en Belén de Judá, de la estirpe de David para que en Jesucristo se cumplieran las Escrituras, y ostenta el patronazgo de numerosos países y ciudades del mundo, así como de la familia, en tanto que protector de la Sagrada Familia de Nazaret. Considerado «Patrono de la buena muerte» al fallecer acompañado de Jesús y María, y por su condición de trabajador artesano carpintero, el 1º de mayo día internacional del trabajo, se le conmemora como San José obrero. Para los amantes de la Historia es recomendable conocer las circunstancias de su única aparición privada reconocida por la Iglesia. Sucedió en Cotignac, localidad de la Provenza francesa, en 1660, junto a donde un siglo antes se había aparecido también la Virgen María con la advocación de Nuestra Señora de las Gracias. También es muy interesante conocer las extraordinarias circunstancias vinculadas con ese lugar, en las que nació quien sería bautizado como Louis Dieudonné –«Luis dado por Dios»– y que será el soberano temporal más poderoso de su tiempo, Luis XIV, conocido como el «Rey Sol». Ese episodio de la Historia y el del «misterio de la escalera» –violando las leyes de la física– presuntamente construida por el artesano San José, merecen otro Trípode del domingo.