Y volvieron cantando
Investidura difícil...y cantada
Vayamos asumiendo el cuarto supuesto, investidura cerrada para últimos de septiembre…y después, a picar piedra con socios de poco fiar
Pedro Sánchez se ha marchado de vacaciones a la Mareta con un encargo claro y meridiano a su guardia pretoriana. A su regreso dentro de tres semanas para estar presente el 17 de agosto en la sesión constitutiva del nuevo parlamento quiere que las vías de negociación ya abiertas con Junts –que es lo mismo que hablar de una línea de saludo entre Madrid y Waterloo– arrojen un claro escenario de entendimiento, para que la investidura no se demore mas allá del mes de septiembre. Mientras tanto escucharemos y leeremos todo tipo de hipótesis sobre las posibilidades de Sánchez para repetir en la Moncloa y seremos testigos de un auténtico elenco de argumentos interesados lanzados desde distintos ángulos que mayormente servirán para llenar horas de tertulias.
El ramillete de alternativas se reduce a cuatro escenarios, simple pedaleo de analistas porque el desenlace final salvo catástrofes está más que escrito. El primero, sin duda el más quimérico, es el del gran acuerdo a la alemana entre los dos grandes partidos para sacar a país del atolladero sin necesidad de recurrir a radicalismos periféricos. Política ficción con Sánchez al frente del PSOE y con la dramática polarización política que vive el país desde hace un lustro. El segundo es la necesaria concurrencia de Núñez Feijóo a su investidura como candidato del partido ganador de las elecciones, un gesto obligado de cara a sus electores pero estéril en última instancia salvo mayúscula sorpresa. El tercero es el del bloqueo y consiguiente repetición de comicios al que se apunta gran parte de analistas en sus quinielas, tal vez ignorando que, por mucho que a Puigdemont le interesen el ruido y los líos, hay margen para apuntarse el tanto de una vuelta de tuerca al necesitado presidente en funciones sacándole –con la consiguiente medalla ante la feligresía independentista– lo más parecido dentro de la legalidad a beneficios judiciales y una consulta no vinculante cuyo resultado sería convenientemente paseado por los foros europeos. No habrá repetición electoral, ni siquiera atendiendo al que sería épico argumento de Sánchez ante los votantes: « volvemos a las urnas porque no me he plegado al chantaje independentista», ergo, vayamos asumiendo el cuarto supuesto, investidura cerrada para últimos de septiembre…y después, a picar piedra con socios de poco fiar, aunque ya hay experiencia acumulada de cinco años y algunos errores no se volverán a repetir.
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