Los puntos sobre las íes

Izquierda faker

Sabían que era fake news pero el caso era calumniar al jefe de la oposición para que algo quedase

La izquierda de este país tiene la puñetera manía de darnos lecciones éticas e incluso legales a los que no pensamos como ellos. Estéticas, no, porque en general son bastante feos excepción hecha de un Superman Sánchez que no parece compartir especie con Óscar Puente. Servidor se ha pasado históricamente por el arco del triunfo los aires de superioridad de socialistas, podemitas y de esos periodistas del Grupo Prisa que van por la vida como si measen colonia de Dior en lugar de vulgar pis. Costumbre, esta última, que han adoptado personajillos del mundo periodístico que se caracterizan por no haber empatado ni con el Alcoyano. Uno de los más eximios representantes de este último elenco cuya legitimidad moral es directamente proporcional a su talento se llama Jesús Maraña, sí, ese tipo con cara de amargado. Aún recuerdo cómo a la salida de un programa televisivo, tras haber mantenido un tenso debate, eso sí, dentro de los límites de la educación y el decoro, empezó a propinarme empujones y a vociferarme cual niña de El Exorcista. El equipo de maquilladores observaba alucinado la escena. El caso es que prosiguió y prosiguió hasta que le espeté: «¡Es el último empujón que me das!». Debí poner tal cara de malo-malísimo que frenó en seco. Seguramente buscaba que se los devolviera, misión imposible toda vez que en situaciones límite soy un témpano, por no hablar de lo desagradable que me resulta la violencia. Uno de los hobbies del gachó es ponerme a parir, propalar embustes sobre Okdiario, además de dárselas de «progresista» y adalid de la deontología periodística pese a haber sido condenado por mala praxis. No descarto que en toda esta obsesión haya un componente de ese pecado nacional que es la envidia. Me ha ido infinitamente mejor profesionalmente, soy feliz y sobra trazar otro tipo de comparaciones porque a la vista están. La web Infolibre que él dirige se descolgó con una presunta exclusiva el martes: «La Xunta de Feijóo concedió al menos 114.000 euros a la empresa en la que trabajaba su pareja [Eva Cárdenas, la crack que creó Zara Home]». La compañía Sargadelos reaccionó en tiempo récord negando rotundamente la información, lo cual no impidió que en la sesión de control del miércoles, con el mentís danzando desde hacía 24 horas, el Gobierno le hiciera un Ayuso a Feijóo. Sabían que era fake news pero el caso era calumniar al jefe de la oposición para que algo quedase. El jueves, el periódico de Maraña admitió que todo era una vulgar patraña. Llama poderosamente la atención la tardanza en rectificar toda vez que el mentís estaba encima de su mesa desde el martes. Debe ser que les entró el canguelo al certificar que la querella que se adivinaba en lontananza les iba a costar decenas de miles de euros. El problema no era la verdad sino una cuenta de resultados ya de por sí maltrecha. Este Maraña, por cierto, es el mismito que pagaba a mujeres por desnudarse en portada y páginas interiores de Interviú en su calidad de director. Una práctica que no parece ni muy igualitaria ni muy progre, tampoco demasiado feminista, sino más bien una asquerosa cosificación. Sus capis monclovitas pincharon en hueso con una Ayuso que sale reforzada electoralmente por una campaña mafiosa e idéntico favor le han hecho a Feijóo. Lo cual no quita para que en Génova 13 continúen actuando cual bambis de la vida frente a la Camorra sanchista. Anteayer loaban la dignidad del periodista por rectificar y hablaban de su buena fe. Jajaja. Viven en Pardillolandia.