Opinión

Jenny hermoso, paradigma de la mujer del Régimen

Me pregunto sonriendo qué uvas pondrá Rubiales en su casa, yo, por supuesto, las de la Jenny, que alternaré con las del otro feminismo contaminado, pero más liberal, el de Pedroche y su vestido

31 diciembre 23,59 horas, Ramón García, ese hombre cabal y respetable donde los haya, bajo su elegante y sempiterna capa oscura, levanta un brazo entelado en negro y, como el mismísimo Conde Drácula, envuelve a Jenny propinándole un besito. En su descargo, ha sido preso de la emoción o del estrés…Al fin y al cabo, no es fácil haber sido elegido para ocupar el exiguo cupo masculino de la Primera cadena. La ansiedad le ha llevado a cometer el acto involuntario e imposible de volver a mancillar los labios sagrados de la misma futbolista ante millones de espectadores. Dos hombres uniformados entran en plató y se lo llevan en volandas para recibir su castigo ejemplar…Ramón se despierta, sudando y gritando, de esta pesadilla con la que imagino desvelándose al simpático presentador en los próximos días.

Me pregunto sonriendo qué uvas pondrá Rubiales en su casa, yo, por supuesto, las de la Jenny, que alternaré con las del otro feminismo contaminado, pero más liberal, el de Pedroche y su vestido, cada año más monstruoso y exitoso, junto a un Chicote postizo e intercambiable. ¿Y qué fue del abominable “macho ibérico”? Lo imagino sentadito en el palco taurino del Museo de cera junto a Marichalar o en las mazmorras de Moncloa.

“¡¡¡Besooo, bessso!!!”, ¿recuerdan a Jenny y al resto de las jugadoras de la selección gritando “Bessoooo”?… ¡Tremendo este 2023! que llega a su fin con la inflación por las nubes, los violadores excarcelados por la Ley Montero reincidiendo, Armengol ocupando oronda su trono en la corte y Sanchez con el cuchillo pastelero repartiendo el país en porciones antes de rechupetearlo y eructar, pero nos falta la guinda.

Como saben, la Televisión pública, esa primera cadena que tantas alegrías nos dio a los niños de los ochenta, hoy, lejos de ser en España un vehículo de formación y entretenimiento para todos los españoles, es un canal por donde se extiende y defiende el modelo sanchista, una cosmogonía parcial y acientífica cuyo único objetivo es el sostenimiento de los fundamentos del gobierno y su propagación.

La última salida de esta desacreditada institución es la elección de Jenny Hermoso para presentar las uvas, un hecho que personalmente me divierte y que agradezco en su vertiente de espectáculo y vodevil. Sin embargo, si profundizamos en el hecho de que desplacen de nuevo a una mujer como Ane Igartiburu para las campanadas (o a cualquier otra presentadora por méritos en el oficio) y la sustituyan por la víctima (prefabricada) del momento, la cosa tiene una reflexión.

El gobierno español y su agenda turbo mojigata no nos quieren triunfadoras ni fuertes a las mujeres, de hecho, no han llamado a presentar el programa a la ganadora del balón de oro, recordemos que fue Carmona la del gol del mundial, mientras que Hermoso fallo el famoso penalti… Pero Televisión española nos quiere, como su patrón, víctimas, apocadas, confusas, para vivir de nosotras, dado que su verdadero e indisimulado oficio es el parasitario.

El paternalismo es la peor rémora del peor machismo y aquí lo de menos es el futbol femenino (un deporte subvencionado que vive a través de un respirador artificial, por otra parte); aquí no importa que ¡hemos ganado el mundial! No existen las brillantes jugadas, ni el arte futbolero, ni tampoco querida Jenny importas tú, en absoluto, muñeca de trapo, peona al servicio del catecismo hegemónico.

Lo que cuenta para el régimen y para TVE es que una artificiosa víctima de presunta violencia sexual, ponga cara y represente a las españolas como su paradigma envuelta en luces de colores ¡el mal gusto ya no tiene límites! Feísmo, Arte Contemporáneo. Jenny sumisa. Uvas. “No hay verano sin beso”.

España es un circo y nuestra televisión pública su fiel reflejo. Brindemos, pues, por los manipuladores implacables y por la inquisición de esta España zopenca y emocional, y por sus feligreses sin discernimiento, sin nociones individuales. ¡A cuatro patas!

Brindemos por el feminismo, que desvirtuáis hasta convertirlo en ridículo y loco. Pero, sobre todo, brindemos por las víctimas reales y por todas las personas que verdaderamente son violentadas en el mundo. Y por los pocos románticos que luchamos por la libertad, la igualdad y la razón.