Letras líquidas

La legislatura, el ecuador y el muro

Aunque resulte inverosímil, el momento más crítico está aún por llegar

La mitad exacta de una maratón, si las matemáticas no fallan, se fija en los 21 kilómetros. Y aunque parezcan muchos, que lo son, no es en ese punto donde se fija el momento más crítico de la exigente carrera. Está muy estudiado y comprobado que el pico de debilidad máxima, de extenuación física y mental, llega entre los kilómetros 30 y 35. La biología no deja lugar a dudas: el cuerpo ha agotado sus reservas de glucógeno y comienza a buscar otras fuentes de energía que resultan menos eficientes. A los síntomas físicos de calambres, deshidratación, mareos o náuseas se suman las dudas psicológicas. ¿Qué hago yo aquí? En realidad, ¿para qué quería correr? ¿Qué sentido tiene todo este esfuerzo? A ese preciso instante se le conoce como el muro y es, desde luego, la coyuntura más temida para cualquier maratoniano que se enfrenta a la prueba.

Casualmente (o no) esta legislatura que transitamos, la XV de nuestro periodo democrático, comenzó con un muro. Aquel al que se refirió Pedro Sánchez en su discurso de investidura en noviembre de 2023: «Un muro de democracia y tolerancia», dijo, frente a la «derecha reaccionaria». En realidad, mucho se comentó e interpretó entonces que el recurso a la metáfora del muro resultaba, quizá, poco afortunado en un tiempo de tanta crispación, polarización y división social y, además, siendo el presidente de todos los españoles. De aquella alocución inaugural, en cualquier caso, llamó la atención la escasa dedicación al elemento fundacional del periodo que comenzaba: la amnistía apenas tuvo cabida en sus palabras y, sin embargo, sirvió como empaste aglutinador de votos para alcanzar los 176 escaños. Parecía, sin duda, el asunto más espinoso de los cuatro años de mandato. Y aunque en gran medida lo es, lo vemos aún con la decisión del TJUE que la considera una autoamnistía y un intercambio político, hay otras circunstancias sobrevenidas que compiten en la desestabilización del equilibrio exigible a la gestión de lo público.

Votaciones agónicas de cada ley, cesiones imposibles a cambio de apoyos puntuales y órdagos permanentes de fin de ciclo por parte de los socios del gobierno. Los casos de corrupción que afectan a dos secretarios de organización del PSOE y al ministerio de Transportes no han hecho más que agudizar hasta el extremo la inestabilidad. Por eso, ahora que nos acercamos al ecuador de la legislatura, votamos el 23J de hace dos años y empezó a mediados de agosto, conviene recordar lo del muro y la maratón porque, aunque resulte inverosímil, el momento más crítico está aún por llegar.