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Mirando la calle

El litio y los recuerdos

«Nuestro cerebro y nuestros sentimientos dependen de la química, pero ¿qué pasa con los recuerdos?»

No hay proceso de nuestro cuerpo o mente que no esté regido por reacciones químicas. Nuestros pensamientos y estados de ánimo están estrechamente relacionados con neurotransmisores como la dopamina, la serotonina o la oxitocina y, dependiendo de ellos, nos sentimos felices, enamorados, tristes, ansiosos o incluso desesperados… De hecho, el amor es pura química y cuando alguien nos atrae, se activan circuitos cerebrales que liberan esas sustancias mágicas, desordenando nuestras emociones y transformándolas en un milagro repleto de mariposas. La propia vida está sujeta a los procesos químicos de la digestión, la respiración, el crecimiento o la reparación de tejidos. Por eso, para que nuestro cuerpo mantenga su equilibrio y regule sus hormonas, sales, pH y todo lo demás, es imprescindible que se produzcan las reacciones químicas precisas. Cuando algo falla y, por ejemplo, hay un déficit de dopamina, podemos sentir una falta de motivación e incluso un aislamiento social; pero es que cuando se da el caso contrario y hay una hiperactividad dopaminérgica en ciertas áreas del cerebro, los neurotransmisores se vuelven del revés y pueden aparecer alucinaciones, delirios y pensamientos desorganizados, característicos de la esquizofrenia, que se agravan sin la modulación de ese mensajero químico que es el glutamato o el mal funcionamiento de la serotonina y el GABA (el neurotransmisor que afecta el control de los impulsos y la ansiedad). Así las cosas, nuestro cerebro y nuestros sentimientos dependen de la química, pero ¿qué pasa con los recuerdos? No existen certezas, pero parece que podrían protegerse con el litio, ese metal alcalino, con propiedades químicas únicas, que, curiosamente, ofrece una distancia muy corta entre la dosis eficaz y la tóxica. De momento –y no es poco–, están probados sus efectos antiinflamatorios y antioxidantes y su capacidad para promover la creación de nuevas neuronas en el hipocampo (región clave para la memoria); pero es que, además, unos científicos de Harvard acaban de conseguir revertir la demencia en ratones (compartimos con ellos el 85 por ciento de nuestros genes) y eso supone una esperanza terapéutica en el tratamiento del Alzheimer. ¿Hay que empezar a darle al litio, entonces? Ni se les ocurra si no es pautado, porque tiene su lado oscuro y peligroso. Sucede con todo lo bueno. Incluidos los recuerdos…