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El buen salvaje

Melania

En la ceremonia fue un ángel que pudo soñar Dior, lo que demuestra que siempre se está a un corte al biés de ser algo y su contrario, tal que en las películas de Lynch

Melania es la chica de Tío Pepe. Del vino fino. Ese sombrero cordobés será difícil de superar. Era Gilda sin enseñar un centímetro de piel, lo que es el sexo de la tecnocasta, lo contrario al magreo de Errejón. El padre de Rita Hayworth era sevillano, de Castilleja de la Cuesta, Eduardo Cansino, familia de los de las tortas de aceite. ¡La de tortas que me habré comido, por Dios! El malnacido de Eduardo abusó de Rita (Margarita de nacimiento) y dicen que por eso se supo poco de los orígenes de la estrella. Era cuando pasaban cosas lynchianas, pero todavía no se llamaban así. En Sevilla también había duendes malignos bailando sobre alfombras en zig zag, solo que allí se hacían sevillanas que hoy estarían prohibidas (y con razón): «Me casé con un enano, salerito, pa jartarme de reír». Y también había hombres que se hinchaban de oxígeno para que le dieras el terciopelo azul. En Sevilla ocurría lo mismo que en Mulholland Drive lo que pasa es que Buñuel emigró a México.

Melania ya ha pasado esa etapa, la lynchiana. No miraba a los ojos porque no los enseñaba. Los analistos piensan en lo que depara el futuro político de las naciones con Donald Trump, pero el gran misterio es Melania. Él era un soldadito de plomo y ella, una bailarina de papel. Tan fuerte que no hubo tijera capaz de cortar el patrón. Melania pudo ser una Laura Palmer de Eslovenia. En la ceremonia fue un ángel que pudo soñar Dior, lo que demuestra que siempre se está a un corte al biés de ser algo y su contrario, tal que en las películas de Lynch.

Un día Melania verá cómo su marido relata su propia muerte, como si hubiera caído en la piscina de Norma Desmond, incapaz de apaciguar las llamas de Sunset Boulevard. Es posible que cambie el mundo; por ahora lo que ha variado es el maquillaje y el tinte masculinos y alguna foto de Santiago Abascal en plan boy scout pero sin pinta de necesitar un magreo como el de Errejón, que para eso está la derecha, que ya viene acabada. Y es cuando emerge Melania.