El trípode
Los cooperadores de la estrategia de Hamás
Recordar que la solución de los dos Estados -Israel y Palestina- la impidieron los países árabes vecinos con la guerra declarada a Israel nada más ser constituido como Estado en 1948
Hamás tiene motivos para estar feliz con su criminal estrategia comenzada el 7 de octubre de 2023 mediante una masacre terrorista contra los más de mil jóvenes que asistían a un espectáculo musical al aire libre en las cercanías de la frontera con la Franja, al sur de Israel. A día de hoy, el epicentro de la política nacional e internacional está puesto en la actuación militar israelí en la ciudad de Gaza, calificada como un genocidio por el sanchismo y otras instancias internacionales. Hamás es una sanguinaria organización terrorista que desde 2007 administra el territorio de la Franja de Gaza en el que ha llenado el subsuelo de multitud de túneles que le ayuden en su lucha contra el Estado de Israel al que quiere destruir para que desaparezca de lo que ellos consideran “su Palestina”. Un histórico territorio que nunca ha tenido la consideración nacional de constituir un Estado.
La masacre con la que comenzó la actual guerra la provocó Hamás intentando demostrar la vulnerabilidad de Israel y provocar una escalada bélica que consiguiera precisamente lo que está sucediendo ahora; es decir una reacción internacional que culminara con la creación de Palestina como Estado reconocido por la comunidad internacional. A esa estrategia para conseguir lo que desea Hamás están contribuyendo quienes, como promueven Sánchez y sus socios de Sumar, acusan a Israel de ser un Estado “terrorista y genocida”, mientras promueven la creación de Palestina como Estado, y un boicot a Israel en el ámbito público sea deportivo, musical o cualquier otro. Es tan evidente que la respuesta a una masacre como la provocada hace casi dos años, con más de mil muertos y centenares de rehenes, no debe ser respondida de la misma manera. Como así está sucediendo en la medida en que se anuncia previamente a toda la población gazatí que debe huir para no ser exterminados por los bombardeos, lo cual es una evidencia de no pretender el exterminio de la población, lo que sí sería un genocidio. Pero en todo caso es una situación que coloca a la población civil -a la que Hamás utiliza como “escudos humanos”- en una situación de una gran necesidad inhumana. Ante esta evidencia debe negociarse un alto el fuego que garantice de manera indubitada la desaparición de esa organización terrorista y la de sus colegas de Hezbolá y los Hutíes yemenís, que de manera coordinada actúan contra Israel con el mismo propósito exterminador desde países vecinos. Y recordar que la solución de los dos Estados -Israel y Palestina- la impidieron los países árabes vecinos con la guerra declarada a Israel nada más ser constituido como Estado en 1948.