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Sin Perdón

Los mercaderes de la muerte

«La guerra de Ucrania es un negocio enorme para esas empresas, porque ha provocado el mayor gasto militar desde la Guerra Fría»

Los comerciantes de armas habían tenido mala fama. Es parte de la habitual hipocresía que surge en la Edad Contemporánea. La guerra es una de las constantes en la Historia de la Humanidad, porque siempre hay alguna guerra o conflicto armado en alguna parte del planeta. Es habitual recordar que los premios más prestigiosos del mundo, que incluyen el de la Paz, llevan el nombre de Alfred Nobel que se hizo muy rico con la fabricación de armas y explosivos. Entre sus empresas estaba la famosa Bosfors. Los millonarios con las manos sucias, que ha habido muchos a lo largo de la Historia, lavan su conciencia con fundaciones, obras de caridad, donaciones y premios. Lo mismo sucedió con los famosos barones del petróleo que se hicieron fabulosamente ricos entre finales del XIX y principios del XX. Los mercaderes de la muerte siempre están presentes, aunque no haya guerras, porque la prevención es fundamental. Y nada más lucrativo que una espiral armamentista. En ese mundo tan repugnante hay los comerciantes individuales, las grandes multinacionales y los Estados que favorecen e impulsan esa suculenta industria.

Uno de los personajes más fascinantes fue Basil Zaharoff que nació en una familia pobre y se convirtió en uno de los mayores traficantes de armas de la Historia. No sabemos si era una leyenda, pero se le acusó de instigar guerras. No hay duda de que siempre estaba en el lugar y el momento oportunos para incrementar su fabulosa riqueza. Cuando los mercaderes de la muerte consiguen una importante fortuna son aceptados e incluso logran matrimonios socialmente ventajosos. Hay empresas con nombres míticos como Maxim, Vickers, Colt, Winchester... Por supuesto, esta actividad deja de ser repugnante cuando no son comerciantes individuales sino grandes empresas. Una bomba vendida por una multinacional tiene una mayor respetabilidad y siempre se puede acudir a la seguridad nacional o mundial, así como a los puestos de trabajo que crean. La guerra de Ucrania es un negocio enorme para esas empresas, porque ha provocado el mayor gasto militar desde la Guerra Fría. Es un sector, dominado por las multinacionales de las democracias, que factura centenares de miles de millones de dólares. Es el lobby más poderoso del mundo.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)