Escrito en la pared
Pimientos de Guernica
En la Euskadi de hoy nada es genuino
Pues el otro día probé unos pimientos de Guernica cultivados en Marruecos que no tenían nada que envidiar a los que se comían en mi pueblo. Claro que, con esto del Eusko-Label, esos pimientos se siembran por todo el País Vasco y ya no son un producto comarcal de Busturia. En la Euskadi de hoy nada es genuino. ¿Qué me dicen de ese chacolí al que ya no es necesario exceptuar de la graduación mínima de nueve grados, como hizo el Estatuto del Vino de 1970, porque ahora supera los diez o más? O también de esa «txalaparta» a la que son tan aficionados los nacionalistas radicales por tratarse de un instrumento ancestral, prehistórico incluso, que sin embargo se tocó por primera vez en el festival de jazz de San Sebastián de 1970. Claro que allí todo engaño es posible, como la supuesta prosperidad económica –superior a la del «Estado»–, que desde que ETA sentó sus reales fue decayendo y aún no se ha recuperado. O el de la hacienda propia –que no es regional, sino provincial– con sus impuestos «autónomos» –que son los que se aprueban en las Cortes; o sea, los mismos que se pagan en cualquier parte de España–. Y no digamos lo de los apellidos, que paradójicamente abundan más fuera que dentro de la región, lo que no deja de tener su aquel, pues el PNV ha seleccionado su plantel dirigente entre los que no tienen ninguno de origen vasco; eso sí, contraviniendo la norma establecida por Sabino Arana, que exigía cuatro para poder ingresar en el «batzoki». Aunque ya puestos, resulta que ahora, según la doctrina proclamada por Bildu, ni los de ETA lucharon por la independencia y el socialismo, sino que más bien se trató de militantes antifranquistas que llevaron lo suyo hasta 2018, combatiendo por la democracia. De algo tenía que valer la destrucción de los expedientes judiciales referidos a ellos por parte de la Junta de Expurgo de Euskadi sólo un año antes. No me extraña, por todo ello, que los de Bilbao, según su alcalde, no quieran «convertirse en ningún pueblo del sur del Estado», pues aquí, en el sur, aún cultivamos lo que es genuino, verdadero, propio.