El trípode
Un mundo a la deriva
Israel y Gaza comparten ahora los informativos bélicos con Rusia y Ucrania, camino de cinco meses de guerra
Basta echar una ojeada a los diarios, a la televisión, escuchar la radio o adentrarnos en internet, para cerciorarnos de que el mundo parece estar un tanto desquiciado. Por supuesto, expresado ello en términos benévolos para la humanidad, porque ciertamente tal parece ir navegando cual un bajel a la deriva en aguas oceánicas y agitadas por una tempestad. La guerra de Rusia en Ucrania, siendo ambas exrepúblicas socialistas soviéticas y vecinas de la desaparecida URSS, también hermanadas previamente durante siglos en la imperial Madre Rusia zarista, va camino de su segundo año que cumplirá en apenas doce días, sin que haya ningún tipo de iniciativa para alcanzar un alto el fuego que permita explorar la posibilidad siquiera de un armisticio, y descartado en absoluto un tratado de paz entre ambas. Las noticias de las batallas con sus bombardeos, sus drones y demás artillería, parecen ser ya algo normalizado por el mundo, habituado a escuchar los partes de guerra como quien oye las noticias del tiempo. Tras el 7 de octubre –fecha de la histórica batalla de Lepanto en 1571– decisiva para evitar lo que hubiese sido un dominio absoluto del mar Mediterráneo por el imperio Otomano, y preludio de su invasión a la antigua Cristiandad de Europa, los chiitas islamistas teledirigidos desde la República islámica iraní, quieren abrir un nuevo frente particularmente sensible en Oriente Próximo.
Israel y Gaza comparten ahora los informativos bélicos con Rusia y Ucrania, camino de cinco meses de guerra y, al igual que allí, sin atisbo alguno de un final próximo ni armisticio. Ante ese escenario, la superpotencia occidental EEUU se encuentra en unas condiciones más que preocupantes, a nueve meses escasos de unas elecciones presidenciales, con un expresidente y candidato republicano al que quieren impedir su candidatura, y un presidente en ejercicio, Biden, contra el que un fiscal no ha ejercido acción alguna tras haberse llevado información reservada después del ejercicio de la vicepresidencia del país, por considerarle «un anciano que ha perdido la memoria».
Empieza a hablarse por fuentes no susceptibles de ser calificadas de «conspiranoicas» de un riesgo de guerra civil en Estados Unidos ante el clima social de creciente crispación y la carencia de liderazgo. Putin aboga por que Trump vuelva a la Casa Blanca para alcanzar un final de las hostilidades con Zelenski. Mientras, China –actualmente relevo de la URSS–, como superpotencia en la geopolítica mundial, permanece en silencio. Ya advirtió Napoleón que había que estar atentos al despertar de China. Y esta ya ha despertado, como el mismo dragón que este Año Nuevo chino se celebra.
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