Historias del mundo

Negarse a volar

«Gianluca Grimalda ha sido despedido por no llegar a tiempo»

Cuando uno piensa en los alemanes los asocia con la precisión. Las generalizaciones son odiosas, lo sé, pero es que casi el 85% de los germanos no llega ni un minuto tarde a sus citas. La puntualidad, dicen ellos, «es la cortesía de los reyes» y más que monárquicos, en Alemania, son puntuales.

El no estar a tiempo le ha costado el puesto a un investigador italiano, Gianluca Grimalda, que trabajaba para el Kiel Institute for the World Economy. No se iba a retrasar cinco minutos, sino más bien cinco semanas. Grimalda había avisado que no podría llegar puntual a la cita (el 2 de octubre) con sus superiores, pues es, precisamente, investigador del cambio climático, y hace lo posible por evitar viajar en avión. Se encontraba en la isla de Buganvilla, cerca de Papúa Nueva Guinea, realizando un importante trabajo de campo sobre el impacto social del cambio climático. Pero sus jefes le dieron cinco días para volver a Kiel.

Grimalda sólo toma aviones si no existe otro medio alternativo. Así, este fin de semana zarpará «en un carguero para regresar a Alemania, viajando hasta Nueva Bretaña Oriental, en Papúa Nueva Guinea. Desde allí, recorreré la distancia restante hasta Europa en carguero, ferry, tren y autocar», ha escrito el investigador en un artículo de opinión en el diario británico «The Guardian».

Durante la última década, Grimalda ha sido «objetor» de vuelo. «Mucha gente me ha preguntado por qué es tan importante para mí viajar con las emisiones de carbono más bajas posibles. (…) En primer lugar, quiero ser coherente con mi compromiso moral de evitar volar. La aviación es el medio de transporte que más contribuye al cambio climático», ha reconocido.

Y como buen científico, aporta datos a su argumentación. «Un viaje en avión de Papúa Nueva Guinea a Alemania produce, en 32 horas, 5,3 toneladas de CO2 por pasajero. Los viajes lentos producen aproximadamente 12 veces menos (420 kg). En el actual estado de emergencia climática, desperdiciar 4,9 toneladas de CO2 –aproximadamente lo que emite una persona media en el mundo en un año–». Por lo que acelerar su vuelta a Europa no le parecía «moralmente aceptable». Pese a todo, el jueves fue despedido. Los alemanes pueden ser los reyes de la puntualidad, pero Grimalda puede coronarse como lo contrario a un hipócrita.