El trípode
Otro atentado contra Trump: ¿Quién detrás ...?
. Afortunadamente en ambas ocasiones no tuvo éxito el atentado, porque es imprevisible lo que hubiera podido suceder actualmente con el precedente del asalto al Capitolio de enero de 2021.
Esperamos que no se cumplan los conocidos refranes –«no hay dos sin tres», ni el de «a la tercera va la vencida»– , en el caso de los atentados contra Donald Trump, que son un ejemplo preocupante acerca de la situación que vive EE UU con una gran polarización social. El mismo Elon Musk borró rápidamente un mensaje en su red X, en el que lamentaba que no sufrieran esos atentados Joe Biden o Kamala Harris, aunque no deja de ser llamativo que sea el candidato acusado de «ultraderechista» y de crispar, el que los padezca.
En todo caso, no es una cuestión menor, que, tras el fiasco del Servicio Secreto, la unidad policial encargada de la protección y la seguridad de los presidentes y ex presidentes de los EE UU, –con ocasión del fallido atentado contra Trump por escasos centímetros en Pensilvania hace dos meses–, ahora sea el FBI el que detuviera a otro potencial agresor en Florida. Conviene recordar para ello, que la directora del Servicio Secreto tuvo que comparecer ante el Congreso y dimitió tras aquella negligente actuación, incluida la imagen de las agentes femeninas –como exigen las cuotas– y que por su altura no podían cubrir a Trump cuando se puso en pie con la oreja derecha ensangrentada. Afortunadamente en ambas ocasiones no tuvo éxito el atentado, porque es imprevisible lo que hubiera podido suceder actualmente con el precedente del asalto al Capitolio de enero de 2021. En todo caso, si todavía subsisten dudas razonables en cuanto a lo ocurrido con el primer atentado, lo sucedido ahora no parece menos inexplicable, con ese sujeto apostado durante horas en el recinto del club de golf de West Palm Beach esperando la llegada de Trump, y con un arma de las características del rifle AK 47 con mira telescópica. No queda EE UU, la primera superpotencia mundial, a la altura debida con estos sucesos, que no se compadecen con lo que debiera ser la protección de un expresidente y candidato a la presidencia en la actualidad. Tras no quedar inhabilitado por la justicia para poder ser candidato el próximo 5 de noviembre, tal parecería que «alguien» está intentando conseguirlo por esa otra expeditiva vía. Sobre todo, sabiendo que no carece EEUU de antecedentes en estos dramáticos acontecimientos, con los asesinatos del presidente John Kennedy en 1963, y de su hermano Bob en 1968 cuando pugnaba por la nominación demócrata. A los que siguió el de Ronald Reagan en marzo de 1981, unos días antes del sufrido el 13 de mayo por el Papa Juan Pablo II, tras los que pareció estar la URSS. Pero ahora: ¿quién?
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