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El paro, las cosas de comer y dos peronistas en el Vaticano

La Evita Perón gallega atea, que estuvo ayer con el Papa peronista, criticó los beneficios de los bancos, pero ni palabra del paro

Thomas Carlyle (1795-1881), filósofo, historiador y matemático, que también fue rector de la Universidad de Edimburgo, ya escribió en los albores del siglo XIX que «un hombre dispuesto a trabajar e incapaz de encontrar trabajo es quizás el espectáculo más triste que la desigualdad de la fortuna exhibe bajo este sol». Escocés como Adam Smith (1723-1790), el precursor del liberalismo para unos y precedente del socialismo para los libertarios, Carlyle acuñó el término «dismail science» –ciencia lúgubre– para la economía, que hizo fortuna cuando la disciplina todavía estaba en sus inicios. Con su pesimismo a cuestas, no es fácil imaginar qué diría del «espectáculo» del desempleo actual en España y en otros países, pero sobre todo en España que encabeza desde mayo de 2021 el ránking macabro del paro en la Unión Europea, con un 11,7% de la población activa, por delante incluso de Grecia, que ronda por el 9,2%. Ayer, el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal), como todos los primeros de mes, publicó los datos del paro registrado, que arrojan 2,67 millones de desempleados, 60.404 más que el mes anterior, un aumento que es habitual al principio de año, pero que tampoco es para festejar. Más preocupante todavía es que la afiliación a la Seguridad Social cayó en 231.000 cotizantes, lo que supone la cifra más alta en este mes desde 2017. El Gobierno, por supuesto, intenta sacar pecho y se agarra a que es el mejor mes de enero desde 2008 y a que, el último año el paro registrado ha caído en 140.000 personas. Es la botella medio vacía o medio llena, aunque todo apunta a que está más vacía que llena. Lo confirma el silencio sobre los datos de Yolanda Díaz, vice y ministra de Trabajo, que enseguida lanza las campanas al vuelo cuando son medio buenos. La Evita Perón gallega atea, que estuvo ayer con el Papa peronista, criticó los beneficios de los bancos, pero ni palabra del paro.

El Gobierno de Sánchez tiene ahora otras preocupaciones, con la amnistía y los «indepes» de Junts en primer lugar, otros que también aparcaron hace años «las cosas de comer», el empleo sin ir más lejos, por asuntos más etéreos. El líder del PSOE está atrapado en ese bucle, pero también confiado en que, como auguran los expertos –incluso algunos cercanos al PP, por cierto–, aunque la economía se deteriora cada vez más, lo hace poco a poco y no es previsible un descalabro en los próximos meses. Sin embargo, a medio plazo, todo puede ser más catastrófico y también, «lúgubre» y entonces sí estaríamos ante el «espectáculo más triste» que imaginaba Carlyle.