Sin Perdón

El PSOE, un partido de fieles de Sánchez

«Los que fueron sus más feroces críticos, además, han entrado en el redil con cargos bien retribuidos o logrando una notable capacidad de influencia»

El proceso de control del partido emprendido por Sánchez se ha saldado con una victoria casi completa con la excepción de Extremadura y Castilla-La Mancha, aunque no le viene mal para trasladar que existe alguna voz discordante. Es curioso que esta operación no provoque las mismas críticas que ha recibido el PP cuando la organización apoyaba sin fisuras a Aznar y Rajoy. En cambio, se intenta mostrar a Feijóo como una marioneta de Ayuso y no al PSOE de Sánchez. He de reconocer que me fascina esa doble vara de medir de la izquierda mediática. Es algo que podemos aplicar a la campaña que sufrió el Gobierno de Rajoy, tanto con la crisis económica y sus consecuencias como con los casos de corrupción que eran anteriores no solo a su victoria electoral sino a su llegada a la presidencia del partido. Se encontró con una situación económica desastrosa por la mala gestión socialista de la crisis de 2008 y no contó, a diferencia de ahora, con una ayuda ilimitada e incondicional de la UE. Es curioso que se olvide este pequeño detalle cuando el sanchismo vende el milagro económico español.

Hay tres factores que le favorecen a la hora de diseñar su futuro como secretario general del PSOE y líder de la oposición cuando el PP llegue al Gobierno. En primer lugar, los dirigentes que ha colocado al frente de las organizaciones territoriales se caracterizan por su ciega fidelidad al líder. No existe ningún atisbo de pensamiento crítico. Se lo deben todo a él. No importa que fracasen en las urnas, porque se garantizarán otros cuatro años de sueldo público. Los que fueron sus más feroces críticos, además, han entrado en el redil con cargos bien retribuidos o logrando una notable capacidad de influencia. En segundo lugar, las encuestas muestran que mantendría un porcentaje de votos y un número de diputados parecido a los obtenidos en las pasadas elecciones. Con ello, podría justificar su decisión de continuar al frente del partido. Finalmente, el PP tendría que gobernar con Vox, ya que es evidente que no tendría mayoría absoluta. Esto le permitiría erigirse, dentro de ese modelo frentista que ha construido, en el baluarte contra la ultraderecha y la fachosfera.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).