Sin Perdón

¿Puede ganar Trump las elecciones?

«A un gran número de estadounidenses les gusta ese patriotismo bravucón»

A estas alturas todo parece indicar que tiene la victoria al alcance de su mano. La izquierda política y mediática europea tiene por costumbre analizar las situaciones de forma sesgada confundiendo los deseos con la realidad. Por un lado, están los buenos y por el otro los malos. Lo vemos en España, pero lo podemos trasladar a lo sucedido en las elecciones europeas o a cualquier ámbito de la política internacional. Trump no me despierta ninguna simpatía y sus formas me resultan desagradables, pero Biden es otro impresentable por más presidente de Estados Unidos que sea. Es un producto perfecto del establishment que lleva toda la vida medrando en el Senado hasta que finalmente consiguió el máximo premio que puede lograr un político. Me resulta pintoresco que los progres crean que los políticos demócratas, que están llenos de multimillonarios en sus filas, son de izquierdas. No pueden ser más simples. Trump puede ganar porque Biden es un candidato desastroso. Su hijo es un personaje siniestro que se ha aprovechado de «papá» para hacer negocios. En el caso de su rival, los votantes dan por descontado su poco ejemplar vida privada y sus líos económicos.

Me parece increíble que su periplo judicial no le perjudique, pero con lo que tiene delante puedo incluso entenderlo. A un gran número de estadounidenses les gusta ese patriotismo bravucón, aunque no se tradujo en emprender ninguna guerra o acción militar a gran escala a diferencia de sus antecesores. En cambio, creen que vivían mejor con sus sueldos. Me lo explicaba hace unos días un amigo diplomático que es experto en esta materia y me pareció una respuesta muy clarificadora. Biden ha incumplido numerosos compromisos adquiridos y tiene una vicepresidenta ausente. ¿Por qué lo presentan? Los demócratas no tienen otra salida. Es una tradición, pero además sería reconocer una presidencia fallida. Es peor el remedio que la enfermedad. Es un líder que comete errores, se olvida de las cosas y tienen que ir con cuidado para que no tropiece y se caiga. No despierta confianza. El mensaje de Trump es simple y contundente. A lo que hay que añadir ese punto antisistema curioso presentándose como una víctima de los poderosos que no querían que fuera presidente y han hecho todo lo posible para acabar con él.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)